La historia se ha repetido en la Agrupación Local del PSC de Santa Cruz de Tenerife. Hace exactamente cuatro años Juan Carlos Alemán tomaba una de las decisiones más duras de su vida política: llevarse por delante la actividad de su partido en la capital tinerfeña y a dos concejales socialistas en el Ayuntamiento. Uno de ellos era su amigo Emilio Fresco, que desde entonces se ha recluido en su vida privada sin hacer ruido alguno. Hasta que llegó Florentino Guzmán y la armó, posiblemente de modo bienintencionado, pero la armó. En 2002, Alemán llegó a cargarse a su secretaria regional de Organización, Carolina Darias, que se alineó con Emilio Fresco, convencida de que había actuado limpiamente en el conflicto de Las Teresitas, detonante hoy como ayer de la misma crisis socialista. A la hora de cerrar esta edición, la Ejecutiva Insular se disponía a suspender toda actividad orgánica en Santa Cruz a la espera de que se calmen las aguas y pase el proceso electoral. El comité de campaña que ha de defender a la candidata Gloria Rivero se hará cargo del PSC en la capital de la isla. Hasta la siguiente crisis, que parece imposible de reconducir en esa agrupación.