Diferencias jurídicas aparte, la ejecución de la moción de censura de este martes en Tacoronte puso de manifiesto algunas realidades políticas, unas más graves que otras. La primera, desde luego, es que Coalición Canaria pierde una alcaldía, y no una alcaldía cualquiera, sino la de una ciudad considerada del área metropolitana. Los críticos de Paulino Rivero no tardarán mucho en reclamárselo. La segunda consecuencia es que el PP gana una parcelita más de poder que antes no tenía, y lo hace gracias a cinco concejales que no han valorado el favor que hacen al partido de José Manuel Soria. Y la tercera es la que resulta particularmente grave: el cisma que aflora en el PSOE canario, y más concretamente en este caso en el PSOE tinerfeño, ante una acción que deja a los pies de los caballos al secretario general del partido, José Miguel Pérez, y a su secretario de Organización, Julio Cruz, sumidos en la soledad más absoluta. Lo destacaba un veterano socialista tras la escaramuza de Tacoronte: “Voces a favor de esa censura hemos oído unas cuantas, pero ninguna en contra y apoyando a la dirección regional”. Bueno, algunas voces de lealtad ha habido, como la del director general de Comercio, Gustavo Matos, destacado líder de la corriente Bases 2020. Tachado por una parte de la dirigencia como desleal, y amenazado con la destitución por atrevido, sin embargo ha sido la única voz autorizada que ha deslegitimado la censura de Tacoronte y defendido la valentía del único socialista que ha quedado en pie en esa ciudad, Carlos Medina, por más señas simpatizante de 2020. La presencia de destacados miembros de Juventudes Socialistas prestando su apoyo a los censurantes, y la tibieza de la dirección insular ante esta acción de evidente indisciplina agravan nuevamente la eterna crisis de los socialistas tinerfeños. Ni siquiera el presidente insular, Rafael Yánes, descabalgado por el PP de su alcaldía de Güimar, ha sido capaz de frenar (más bien ha alentado) acciones tan surrealistas como que la agrupación local de ese municipio se haya manifestado públicamente favorable a la censura de Tacoronte, promovida por el mismo partido que lo mandó a la oposición. Llamativa también la amplia presencia en el vodevil de destacados miembros de Coalición Canaria de ambos lados de la trifulca (José Miguel Barragán, Flora Marrero, de un lado, y Fernando Bañolas y Rosa Dávila, del otro), frente a la ausencia total de algún representante de la dirección socialista prestando respaldo al único concejal que queda en pie en esa ciudad. Concejal al que la nueva mayoría le niega su condición de socialista, su pertenencia a un grupo municipal y hasta la tenencia y disfrute del local del partido en el municipio. No caben más despropósitos.