Ya anduvo por Lanzarote con el asunto del Golfo y perdió el pleito. Por ello, porque no cree mucho en sus razones legales, acude a los periódicos y a cualquier sitio a intentar ganar en la plaza pública lo que él mismo sabe no va a ganar en el foro. Ahora este valenciano, de tierras de naranjas, de la luz, del amor y de buenos clientes de sastres de Madrid, viene a intentar perjudicar a los intereses generales que pretenden, respetando los derechos legítimos de cada cual, hacer desaparecer ese artefacto antiguo incluso insalubre y desde luego tóxico que es el Anexo II, y trasladarlo o simplemente comprar los derechos concesionales para que desaparezca algo que es símbolo de todo lo que se opone a un futuro mejor en el sector turístico.