Toda esta sucesión de incidentes, que han acabado por perjudicar a la parte más débil de la historia, tiene su origen en el alto grado de autismo que padece el menor, que a juicio de los profesionales que asesoran a sus padres, requiere la utilización de un instrumento que llaman “la agenda”, una pizarra con pictogramas para comunicarse mejor con el niño. Esos profesionales y sus padres han tratado sin éxito de “reorientar a la profesora”, según reconocieron este lunes en rueda de prensa, porque esa agenda es para ellos vital en la atención que precisa el chico. La profesora se ha negado a aplicar otros procedimientos que no sean los que aparecen en los planes de estudio homologados, y hasta ahora ha sido respaldada por la Inspección Educativa, lo que ha disparado el malestar de los padres y ese incidente protagonizado por Rafael Jesús, que ha llevado el asunto a la Fiscalía de Menores, aún sin resultados. Los asesores de estos padres pertenecen a la Asociación de Personas con Trastornos Generalizados del Desarrollo, y en su nombre habló este lunes Jennifer Lares.