En relación a los papeles cifrados de México lindo, ándele, ándele, Paulino Rivero se extendió un poquitín en su entrevista con los jefes de informativos de la Ser en Canarias. Además del aviso a don Pepito, que se prepara para esas orgías judiciales (como él las llama) profundizando cada día más en sus sandeces, el presidente del Gobierno lanzó unos muy respetuosos recaditos a los fiscales y a los policías que investigan la causa. Rivero (y muchos de los que nos dedicamos a este oficio tan novelero) quiere que se llegue hasta el final en la plena identificación de la persona o personas que falsificaron el documento, las que lo filtraron a medios informativos y a webs especializadas en secretos inconfesables, y las que presionaron convenientemente para que aquello estallara en plan escándalo en los días previos a las elecciones de mayo y alcanzara su máximo nivel de efervescencia cuando se negociaba el pacto de gobierno entre CC y el PSOE. El presidente se queja de la lentitud de la investigación y quiere que cuanto antes se identifique a los sospechosos y se les ponga ante un juez. Aunque sea un juez especial para aforados, esos que te archivan un viaje en jet privado porque el avión iba a volar de todas maneras.