Le han cogido la matrícula a la diputada del PP por Las Palmas Mercedes Roldós en la sede central de su partido, en la muy madrileña calle de Génova. Y no ha sido porque la señora no se lo curre, que ya han visto lo hiperactiva que está, haciendo los coros a José Manuel Soria, su jefe de centuria, con esto del “sablazo” y el “chantaje” de Zapatero a Canarias. Las razones son otras y tienen que ver con su vida paralela, la de empresaria de terrazas de copas que tan frustrantes resultados le ha dado, tanto a ella como a su señor esposo, Francisco Hernández Vulcan, otro portento de la gestión colocado por Soria al frente del 1-1-2 (y que no nos pase nada). Existe en Génova abultada documentación sobre las famosas deudas de Roldós y Vulcan a una empresa de toldos, deudas que les han llevado a los tribunales de mala manera y que amenazan con acabar con su carrera política a poco coja el toro por los cuernos algún periódico de circulación nacional, que en eso están.