Casi puede decirse que el único empresario presente que no abrió la boca fue Félix Santiago. Y no por falta de ganas, suponemos, sino porque él y sus abogados creen que en estos momentos les asiste la razón (otorgada por la Justicia, nada menos) y todo lo que se diga puede ser utilizado en su contra. Santiago no habla, pero escucha, y algunos sones que le llegaron este martes hablan de la búsqueda de un acuerdo que permita dar una explicación pública razonable a todo lo ocurrido de modo que, al final, no haya ni vencedores ni vencidos. La propuesta viene de un empresario con ganas de consenso, pero a estas alturas nadie da por seguro que Grisaleña y Santiago estén dispuestos a sentarse a charlarlo. El galdense se sentará en la Autoridad Portuaria en aplicación de las razones que le asisten, y el presidente de las patronal deberá mover ficha o esperar años a que el TSJC entre en el fondo del recurso. Y cruzar los dedos.