Juan Freire, que sigue sin adaptarse a la cruda realidad de haber perdido todas las elecciones a las que se ha presentado, desempeñó este lunes, en la comisión de puertos de la Confederación de Empresarios, el papel más patético. No soporta que la gente de Grisaleña le ganara las elecciones, y lleva fatal que encima haya plena sintonía entre la patronal y la Cámara de Comercio, donde también le metieron otra tupía. Cuando este lunes escuchó al presidente de la patronal criticar una de las entrevistas publicadas este fin de semana a Sánchez-Simón, se ausentó de la reunión para telefonear al director del periódico. Ya nos podemos imaginar con qué aditamentos habrá hecho acompañar sus palabras para poder cargar las tintas de manera penosa contra su propio presidente. El niño Freire parece irrecuperable. Empeora dentro de la gravedad.