Cuentan las crónicas antifranquistas cómo se disputaban los cortesanos del caudillo el privilegio de colocar en el anzuelo de su caña el salmón que hiciera sentirse a su excelencia el mejor pescador de la patria. Sus hazañas deportivas tenían que igualar de algún modo a las bélicas, que ya tenían su homenaje en aquellas figuras ecuestres que se repetían por las plazas mayores españolas. En el Palacio de Justicia de Las Palmas de Gran Canaria entró en agosto un inesperado salmón, y su irrupción ha provocado un incidente pesquero. El fiscal jefe, Vicente Garrido, quiere ocuparse personalmente de informar sobre la competencia del TSJC para tallar y catalogar las capturas que se obtengan o se dejen escapar, pero desde la Fiscalía Anticorrupción de Madrid dicen que ésas son competencias estatales, que se hila más fino desde la lejanía. Y tienen redes más tupidas.