Fuimos los primeros en hacernos eco de las denuncias que dieron lugar a la Operación Eolo, y nos aplicamos desde entonces, hace ya más de dos años, a la tardea de buscar toda la verdad de esa presunta trama. Descubrimos cómo operó Celso Perdomo y cómo resultaba del todo imposible que Luis Soria, su consejero, estuviera al margen de todo el montaje. Hasta que dimos con las claves: mientras Perdomo se entretenía en los ayuntamientos del PP, los hermanos Soria preparaban el verdadero pelotazo eólico, el que tenía que ver con sus amigos y beneficiados hermanos Esquível. Y cuando dimos con esa pista empezaron nuestros verdaderos problemas, los de la persecución al medio de comunicación atrevido, personalizada en su presidente, José Francisco Henríquez. Ya libre de toda sospecha judicial, a Soria y a Adán Martín les sigue viniendo bien meternos en el pontingue suyo de ellos para taparse sus vergüenzas eólicas, en la errónea creencia de que así nos callarán. Se nota que, pese a todo, siguen sin conocernos.