El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Seguritas en Casablanca
Decía Aznar este lunes en el debate del Estado de la Nación que crecen y crecen (como un suflé) las plantillas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, lo que automáticamente convierte en mentira cochina las insidias de la oposición acerca de la inseguridad ciudadana. En Las Palmas, además, desde que comenzara la era soriana, esos cuerpos tienen el refuerzo de las empresas privadas de seguridad, a las que se encomendó en su momento la vigilancia de los parques. Pero debe haber recorte de gastos, o al menos en el parque de Casablanca III, desde donde nos escibe una ciudadana muy cabreada porque su hija, de seis años, encontró el pasado viernes por la mañana una jeringuilla con aguja y su sangre correspondiente. Buscó a los guardas y no estaban; por la tarde los vio y les echó la bronca de rigor, lo que no gustó, por supuesto, a los operarios. Pero menos gustó a la doña la respuesta que de ellos recibió: “Mire señora, hable con el nuevo concejal porque él nos ha ordenado no venir ni por la mañana ni por la noche”. Sólo falta poner un cartelito en cada parque para que el personal gamberro o chorizo sepa cuándo es más conveniente actuar.
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