José Carlos Mauricio está muy viajado. No sólo conoce Nueva York gracias a los dueños de Veneguera, que le enseñaron la ciudad y unas cuantas maquetas. Hace tiempo que conoce París, diríamos que de su etapa de concejal, en aquellos momentos en que la distribución de agua potable era un problema que había que resolver con diligencia y sabiduría. De París también es uno de los grupos en liza en el concurso por la clínica privada de Meloneras, lo que no significa que haya tenido que viajar de modo obligatorio a la capital francesa. Como tampoco es atribuible al grupo que apadrina el tándem Mauricio-Adán la visita que giró al dueño de la clínica San Roque un capo hospitalario de Tenerife aconsejándole que se retirara del asunto porque, con los referidos apadrinamientos, cualquier esfuerzo inútil conduciría a la melancolía.