El expediente, a juicio de Paquita Luengo, está plagado de llamativas rarezas, como que ningún funcionario interviniente haya hecho mención en los informes finales del expediente a la preceptiva adecuación de cualquier actividad en Tebeto al Plan Insular de Ordenación de Fuerteventura (2001) ni a las Normas Subsidiarias de La Oliva, cuando en ambos documentos se hace expresa mención a la prohibición de explotaciones mineras en la zona de Tindaya-Tebeto. Para colmo, a los funcionarios de Industria les pareció suficiente una autodeclaración de Bittini dando por innecesario un informe de impacto ambiental para no exigírselo convenientemente. Cuando todo parecía enfocado para caducarle la concesión al empresario y preservar la montaña, el secretario general técnico de la consejería, Ángel Montesdeoca, se ocupa personalmente de certificar que todo el expediente está bien tramitado. Y de ahí, a los juzgados, a exigir daños y perjuicios.