Continúan aflorando preocupantes síntomas de la mala gestión que presidió tantos años de Soria al frente de las administraciones públicas. Con respecto al Parador de Tejeda, hemos sabido ahora que procedió a su reapertura ficticia durante la etapa electoral de 2007 cuando no sólo no tenía permiso del Gobierno, sino que tampoco había podido tramitar las oportunas autorizaciones ante su propio Patronato de Turismo. La chapuza y el descaro fueron de tal calibre, que hasta se permitió ordenar que se alquilara mobiliario para que aquello tuviera aspecto de terminado cuando subió con los periodistas a protagonizar una reapertura fantasmagórica. Los últimos meses del Parador, ya con licencia en la mano, se han empleado en hacer obras que Soria tampoco hizo: conducciones eléctricas y de agua, impermeabilización de azoteas y tejados, y amueblamiento como mandan los cánones. Ahora sí ha quedado inaugurado el Parador. Lo otro, como tantas cosas, fue pura pantomima.