Ya habrán visto que se ha confirmado la noticia: José Manuel Soria será a partir de noviembre diputado nacional por el Partido Popular, circunscripción de Las Palmas. Un bombazo informativo, como diría el clásico. Para entonces, no habrá durado en la oposición ni seis meses, lo que pulveriza por completo el récord que defendía Juan Fernando López Aguilar, en estos momentos en el Parlamento Europeo. Soria ya ha hecho su presentación formal en la Villa y Corte, donde ha sido acogido con grandes fastos por el sector oficialista del PP, que lo mismo lo coloca de ministro que de secretario de Estado. Bien es cierto que en la jornada de ayer se añadió a la lista de posibles destinos para líder conservador canario el puesto de portavoz parlamentario, un cargo de ringorrango para el que ha sido recomendado por los más reputados expertos en telegenia y propaganda del partido, sabedores de que ha sido el alumno más aventajado de la escuela que el PP tiene montada para esos menesteres. Ese ramillete de posibles destinos no han producido los esperados efectos relajantes en Soria, que sin dejarle un respiro a sus subordinados de aquí lanzó el siguiente mensaje mirando a cámara: “Pero ni por asomo vayan a pensar que voy a dejar de dirigir el partido en Canarias”. Cristina Tavío, soltó el mando a distancia de la tele, corrió rauda a la cocina, cortó por la mitad media docena de limones y se hizo un refrescante y saludable zumo. Después de bebérselo y de regañarse por completo, exclamó: “¿Pero cuándo nos vamos a quitar a este nota de encima?”