El culebrón no ha terminado todavía. Quedan capítulos por emitir y algunos incluso por escribir. La upenización ha planteado algunas dificultades propias de las dimensiones del descalabro nacionalista, y se ha hecho necesario improvisar algunas airosas salidas que den más esplendor a la serie. Por ejemplo, si el que se pretendía fuera actor secundario ha ganado demasiados adeptos entre los telespectadores, se puede optar por a) hacerlo desaparecer con algún un accidente o una herencia en Las Bahamas; b) mandarlo de ministro a Madrid, de modo que sólo aparezca en el culebrón los fines de semana y con apariciones muy contadas. El guionista principal, José Carlos Mauricio, anda dándole vueltas a la cabeza a ver cómo lo explica a los productores, que en el fondo están encantados con la idea de que haya dos protagonistas de peso que eleven la audiencia en las dos capitales de provincia.