Hay políticos que no aprenden. José Manuel Soria pertenece a esa casta que en España lideran personajes como Ángel Acebes y que han hecho de la mentira un ingrediente principal de su discurso público. Acebes todavía se atreve a dar lecciones de autenticidad, y Soria, de un modo más doméstico a la par que penoso, habla menos pero sigue mintiendo. La última gorda que le hemos trincado pertenece a la investigación judicial que se sigue por supuesta estafa, cohecho, tráfico de influencias y falsedad en documento público en relación con la empresa Mazotti y el cobro de certificaciones de obra, por la modalidad del factoring, con el Cabildo de Gran Canaria en la etapa en que este dechado de virtudes era presidente.