Hoy nos hemos propuesto cabrear un poco más a nuestro admirado Miguel Cabrera Pérez-Camacho, dimitido de su cargo como portavoz del PP en el Parlamento de Canarias por haber criticado el viaje de Paulino Rivero a Cuba, realizado el pasado mes de febrero. Con tan solo unos días de antelación, alguien desde Presidencia del Gobierno encargó a la sastrería Barragán de Madrid una toga y unas puñetas que habrían de viajar con la comitiva de Rivero a la isla caribeña. Y así fue, tras recoger en la calle de Evaristo de San Miguel el encargo, la expedición canaria fue portadora de esa indumentaria tan propia para un juez. Y como Paulino no lo es ni estaba previsto que lo invistieran, en plan Aznar, doctor honoris causa de cualquier cosa, preguntamos este martes a Presidencia a qué persona iba destinado ese regalo, esa atención protocolaria, y nos confirmaron que el agraciado es el presidente del Tribunal Supremo de Cuba, Rubén Remigio. El coste de la toga de lana fría con puñetas de bolillo a máquina fue de 305 euros y, al igual que la mantilla, la peineta y el vestido de la primera dama, se cargó a la partida de atenciones protocolarias. Se ordenó el pago a finales de abril.