Ángel Llanos es listo como un rayo pero no puede ser tan estratega como para haber medido tan bien los efectos que iba a provocar la compra de ese plagio. Alguien debería aclarar, como primera medida, cómo es posible que la misma canción sea vendida por la misma murga dos veces a otras tantas instituciones radicadas en la misma ciudad. Claro que el Chicharrero de corazón por el que José Manuel Bermúdez, vicepresidente del Cabildo, pagó 2.200 euros, tiene una letrilla adaptada al asunto del transporte, y el que compró Llanos sólo tiene tres “eo-eo” de lo más minimalista. No podemos atribuir al primer teniente de alcalde tanta mala uva como para haber hecho todo esto para mermar popularidad al eterno aspirante emergente de ATI a la alcaldía de Santa Cruz en sustitución de un cada vez más atenazado Miguel Zerolo. A Bermúdez ya le cortaron el paso en 2007 y anda preparándose para el relevo sin recato.