Ni una sola nota de prensa anunciando la excursión a Bruselas, ni una. Y eso que tienen a tres magníficos profesionales al frente de sus respectivos gabinetes de comunicación, lo que significa que Soria, Pepa y Arnáiz dieron instrucciones precisas para que sus gestiones en Bruselas en torno a la Gran Marisma fueran absolutamente secretas. O al menos muy discretas, no fuera a ser que ir por lana fuera a convertirse en regresar trasquilados. De las palabras de Arnáiz, erigido en portavoz sin credibilidad, nada podemos deducir más allá del hecho confirmado de qué es lo que fueron a hacer a Bruselas los miembros del trío. Han puenteado al Gobierno de España en la errónea creencia de que Bruselas es una especie de casa de tapadillos donde todo se puede arreglar con un conchabo. Por cierto, los tres fueron por separado, y volvieron por separado también.