No sólo es José Manuel Soria, Su Excelencia, el que anda buscando las cosquillas a la UD Las Palmas con cara de yo no fui. Con una mano dice estar entregado a la causa y con la otra retrasa pagos, expone dificultades de tipo jurídico y pelea una fotografía como si de un aventajado discípulo de Pepe Macías se tratara. No está solo Soria, decíamos, porque le ha salido en una modalidad similar, la de la tocada de narices en si bemol mayor, el tal Iñaki Urquijo, que viene a ser, por obra y gracia de la Ley Concursal, administrador concursal de la UD Las Palmas por el tercio de acreedores. Muchos siguen mirando para él a ver por qué extraña razón el hombre no ha dado un paso al frente para perdonar la deuda que con él tiene contraída el club, y como es de los convencidos de que la mejor maniobra de distracción es lanzar una bomba fétida, pues la ha lanzado. Lo malo es que, creemos, se la ha tirado al que no debía, Miguel Ángel Ramírez de Seguridad Integral Canaria.