Vamos a ver si nos ponemos de acuerdo, aunque sea a la hora de mentir. Es lo menos que se le puede exigir a un político que se precie, aunque ejerza en una nacionalidad bananera. El 18 de marzo pasado, la portavoz del PP en el Parlamento, María Australia Navarro, se lanzaba al cuello de los malvados socialistas por haber insinuado que su José Manuel [Soria López] había hecho uso en alguna ocasión de helicópteros adscritos a los servicios de emergencias del Gobierno de Canarias. Sin embargo, en horas veinticuatro, el mismísimo Soria dejó en cueros a su portavoz parlamentaria admitiendo urbi et orbi que sí, que había volado en uno de esos artilugios en al menos dos ocasiones. Hicimos mal en creer al interfecto, acostumbrados como estamos a las mentiras que ha soltado ora en una comisión parlamentaria ora ante una magistrada que le instruía un caso de corrupción. Porque ahora ha salido el mismísimo Gobierno de Canarias a desmentir a su vicepresidente, y por escrito, que dicen que debe tener más valor.