El comentario editorial de ese miércoles de don Pepito es de los de tararí y no echar gota. Porque analizando aquella tragedia de Los Rodeos, el editor independentista llega a requerir que se abra ahora una investigación que determine por qué fueron desviados aquellos dos aviones Jumbo desde Gran Canaria a Tenerife Norte, “de forma que se produjese el accidente que empañó el buen nombre del aeropuerto de Los Rodeos”. Y, aprovechando el río revuelto en el que andan ahogándose los controladores aéreos por su propia soberbia, el editorialista añade: “Incluso se ha dicho que los controladores estaban oyendo un partido de fútbol por la radio”. Y remata como deben rematarse tesis tan desquiciadas: “El caso es que Tenerife pagó las culpas de un error cometido en Las Palmas”. Y dos huevos duros, don José.