No serán estas dos las únicas “orgías judiciales” en las que habrá de participar este particular Rocco Siffredi del independentismo canario porque, por lo que hemos podido averiguar por ahí, se le vienen encima otras dos, una penal y la otra civil, y todas ellas por esa locuacidad que le ha asaltado a unas edades en las que por lo general la gente actúa con mayor aplomo, sabiduría y prudencia. La “orgía” que le tiene verdaderamente cabreado es la del 13 de diciembre, y no porque también la dé por perdida de antemano, sino porque se celebrará en un juzgado de Primera Instancia de Las Palmas de Gran Canaria. Para evitar trasladarse a eso que él llama tan cariñosamente “los secarrales de Canaria”, el demandado presentó a su señoría una certificación médica según la cuál asegura padecer una afección cardiaca por la que se le desaconseja viajar en avión. El juez rechazó tales pretensiones, aún desconociendo, como desconoce todavía, que el cabreo de don Pepito se acrecentó porque para esos días de diciembre tenía programado un viaje a Nueva York. Seguramente en barco.