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'La cena de los Generales', el drama de la Guerra Civil en clave de comedia

Madrid. Abril de 1939. Hace escasas horas, la radio acababa de dar lectura al famoso último parte de guerra en el que se anuncia que “cautivo y desarmado el ejército rojo” se ha dado término al drama que desangró a España entre 1936 y 1939. Franco está en la ciudad y quiere homenajear con una cena de antología a los generales que han llevado a sus ejércitos a la victoria.

El encargado de organizar el acto es el teniente Medina (Juanjo Cucalón) que no encuentra un equipo digno de servir esa cena que se celebrará en el Hotel Palace. Desesperado y atemorizado por lo que pueda sucederle si la celebración supone un desastre, decide sacar de la cárcel al equipo de cocina del hotel encerrado por motivos políticos. El maitre del establecimiento, el señor Genaro (Sancho Gracia) se hace cargo de la situación, pero el resultado de la velada no saldrá a gusto del pobre teniente. Y, por supuesto, tampoco al de Franco.

Este es el argumento de la última obra del director Miguel Narros, una reflexión sobre la reconciliación de las dos Españas que trae a dos de los mejores actores del panorama nacional. Sancho Gracia y Juanjo Cucalón encabezan un reparto de 15 actores que representará esta cena disparatada y surrealista entre el 23 y el 25 de enero en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria. Las entradas para disfrutar de esta sátira sobre la Guerra Civil ya están a la venta en las taquillas del coliseo de la calle Viera y Clavijo, en la página web del recinto escénico (www.teatrocuyas.com) y en el teléfono 902 405 504.

José Luis Alonso de Santos escribió La cena de los generales hace 10 años y la metió en un cajón, convencido de que nadie se atrevería a poner en escena una obra “que es un disparate con tantos personajes y decorados”, confesó el propio autor. Sin embargo, esta tragicomedia, que comienza el mismo día que termina la Guerra Civil, ha llegado al Teatro Cuyás después de triunfar en los principales escenarios del país. “Sabía que era muy complicado y que sólo había dos directores que se podían atrever: Miguel Narros o yo”, dice Alonso de Santos, para añadir que, a pesar de la dureza del tema, “nos ponemos alegres para darle una salida a todo este dolor, en lugar de regodearnos en la tragedia”.

Metáfora sobre 40 años de dictadura

La cena de los Generales es una metáfora sobre cuarenta años de franquismo. Un acto de fe por la salvación espiritual de un país que ha sabido dar portazo a sus antagonismos y crear un nuevo marco de convivencia entre ideas y concepciones. Lo curioso es que de Santos haya elegido el día que termina la contienda para hablar de esa España que vendrá más de cuatro décadas después.

Y todo ello tamizado por una aureola de comedia del absurdo que hace aún más surrealista la situación. “El teniente puede reclutar a los antiguos camareros, que son de derechas, pero todos los que trabajaban en la cocina están en la cárcel por rojos y se arriesga a sacarlos para que puedan elaborar esa cena tan especial. Ambos bandos vuelven a encontrarse y tienen que entenderse”, comentó Miguel Narros a los medios de comunicación durante la presentación de la obra.

Un trabajo actoral con sentimiento

Cuando Sancho Gracia leyó el guión de La cena de los Generales se vio inmediatamente reflejado en la imagen del maitre Don Genaro. “Cuando me leí el texto dije: ¡Coño!, que suerte tengo de poder hacer esta obra. Mi padre murió durante la Guerra Civil, en julio, y yo nací en septiembre, así que no lo conocí. Cuando yo tenía cuatro años mi madre encontró a otro hombre, quien fue un padre para mí. Él era maitre del Hotel Palace y mi madre, camarera. También tuve a los dos abuelos y a seis tíos en el talego, así que sé de qué estamos hablando”. Situaciones trágicas tamizadas por el bálsamo del humor. Según Juanjo Cucalón, sólo a través de la risa puede uno enfrentarse a una realidad tan cruda como la de verse envuelto en un conflicto bélico de las características de la Guerra Civil Española.

Una escenografía muy cuidada que tiene la firma de Andrea D'Odorico y el vestuario de Ana Rodrigo completan la nómina de atractivos de un montaje que volverá a traer la risa al Teatro Cuyás de la capital grancanaria.

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