Un “thriller psicológico” dentro de una 'Casa de muñecas'
MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El Teatro Fernán Gómez de Madrid acoge la rebelión del universo de Ibsen con la representación de la obra 'Casa de muñecas'. Silvia Marsó se mete en el papel protagonista de este “thriller psicológico”, dirigido por Amelia Ochandiano y que permanecerá en cartel hasta el próximo 1 de mayo.
El escándalo que provocó Henrik Ibsen con esta obra en 1879 continúa vigente. En ella, el dramaturgo noruego describe la vida de Nora, una mujer que quiere escapar de su idílico matrimonio para encontrar su propio camino. De esta forma, el autor reflexiona acerca de la dependencia, las convenciones sociales y la necesidad de rebelarse contra ellas.
La directora de este montaje, Amelia Ochandiano, ha subrayado que Ibsen, “maestro y padre del teatro moderno”, describe aquí un viaje vital de una mujer, hasta el momento en el que descubre que vive en una mentira. Una obra muy importante que “entronca con el presente”.
“La protagonista es una mujer que se busca a sí misma, su lugar en el mundo, su independencia y su propia dignidad como persona”, señala. A pesar de que habitualmente se dice que es una obra feminista (“y a mí me encanta, porque lo soy”, indica), habla solo de un ser humano que busca su sitio en el mundo.
La protagonista vive aparentemente en una casa “deliciosa” y en un ambiente agradable e inocente, pero en tres días (Nochebuena, Navidad y el día 26 de diciembre) su mundo se derrumba y se vuelve pedazos, por lo que ella experimentará una “angustia tremenda”. El ambiente es el de un cuento de terror, inquietud y amenaza de ese mundo artificial, explica Ochandiano.
“THRILLER PSICOLÓGICO”
Por su parte, Silvia Marsó describe esta obra teatral como un “thriller psicológico de suspense en el que no se sabe lo que va a suceder”. Según ha señalado, lo que más le ha costado de este personaje es el “proceso” que experimenta Nora. “Ella actúa de la forma que la sociedad le ha impuesto, no contradice a nadie y acepta el rol que le ha tocado vivir”, cuenta.
Ibsen dotó de un “proceso interior” a este personaje, que se convierte finalmente en “un abismo”. “Nora se da cuenta de su papel en la sociedad, frente a su marido y frente a su entorno, así que irremediablemente es un cóctel molotov que revienta”, ha explicado Marsó.
Tanto Marsó como dos de sus compañeros en esta obra, Roberto Álvarez y Pedro Miguel Martínez, han destacado la vigencia de este retrato social, ya que el papel de heroína de su protagonista ha de ser modelo para muchas “niñas y jóvenes”. “Aunque hay una presidenta de Alemania y una ministra de Defensa en España, en lugares de Latinoamérica aún se produce el feminicidio”, indica Álvarez.
El encargado de la escenografía ha sido Ricardo Sánchez Cuerda, quien ha recreado una casa semivacía con el fin de dotar de misterio al un espacio casi abandonado y desierto. Además, la mujer aparece aquí como un objeto decorativo, algo que consigue a través del vestuario.