Javier Bermúdez, Derechos Sociales del Gobierno de Canarias: “Las personas mayores demandan ofrecer su experiencia en un marco de solidaridad y trabajo intergeneracional”

Javier Bermúdez, director general de Asuntos Sociales

Impulsa Innovación / Redacción

29 de noviembre de 2022 11:19 h

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Javier Bermúdez es licenciado en Psicopedagogía por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Diplomado en Educación Social. Fue nombrado director general de Derechos Sociales e Inmigración el pasado mes de agosto tras haber pasado por cargos como asesor en el Gabinete de la consejera de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud, en la Secretaría de la Sociedad Civil de Podemos, en la Coordinación institucional con colectivos sociales o en materia de Coordinación de grupos institucionales de los cabildos insulares. Además ejerció de Profesor de Taller en la Asociación APANATE del 2006 a 2014.

Pregunta. En el contexto de España Nación Emprendedora y la nueva Ley de Startups, en la que se habla mucho del pacto intergeneracional, ¿Qué papel crees que pueden tener las personas de alrededor de 50-60 años en el apoyo de los emprendedores más jóvenes? ¿Cuál es tu visión sobre el envejecimiento activo?

Javier Bermúdez. Hay que precisar que las políticas de emprendimiento no entran en nuestro ámbito de competencia. Probablemente la próxima legislatura será un buen momento, porque hasta ahora nos hemos enfocado tanto a la Ley de Servicios Sociales como a la Ley del Voluntariado. Desde los años 90 se habla con la perspectiva de la participación. Por ejemplo, nuestra Comunidad Autónoma dispone de 24 centros de día de ocio cuyo principal objetivo es el envejecimiento activo.

En mi opinión, estos centros ofrecen la posibilidad a las personas mayores de ser activas, dinámicas y de encontrar un lugar que hace de puente con otras personas mayores, aparte de tener la oportunidad de sentirse motivados en el emprendimiento, por ejemplo, de la alfabetización digital. Se debe tener en cuenta que no podemos hablar de los mayores de una manera homogénea. En nuestros centros, por ejemplo, hay personas mayores que no tienen ningún tipo de competencia digital y a veces ni siquiera una alfabetización pero, al mismo tiempo, hay personas que tienen un nivel formativo y profesional bastante alto y que demandan otras cuestiones, aportando cosas diferentes. 

En mi centro no hay políticas de asesoramiento para el emprendimiento a las generaciones jóvenes, aunque hay tareas intergeneracionales de las personas mayores del centro. Además, hay voluntariados, programas en los centros penitenciarios o cursos de alfabetización digital y competencias básicas. 

P. Tú has citado uno de los perfiles clave: una persona mayor que, a lo mejor, todavía no está jubilada, que ha sido directivo/a y tiene a sus espaldas una carrera profesional. Es decir, en el mundo de las startups, este es el perfil del Advisor que representa un pilar, pero es poco conocido.  ¿Ves viable ese encuentro intergeneracional dentro de vuestras políticas de envejecimiento activo?

J.B. En nuestras políticas debemos referirnos a las Administración, ya que marca los límites de las nuestras competencias. Evidentemente, dentro de lo que es el envejecimiento activo, hay una multitud de variables que se refieren también a estos tipo de perfiles. 

Nosotros hemos tenido un gran abanico de perfiles. Por ejemplo, entre los que asisten a los centros y las actividades hay personas que tienen una carencia de competencia digital, y reitero, algunos incluso no tienen alfabetización en sí; otros son personas instruidas que claramente demandan más tipo de cuestiones. Estamos intentando encajar ambos tipos de perfiles en nuestras actividades. 

Esto ya se ha analizado en la Ley de Envejecimiento de Participación y Solidaridad Intergeneracional de 1996, aunque es cierto que ahora una ley de las personas mayores tendría que tener en cuenta variables muy diferentes. Es un encaje que va dándose a medida que las propias personas mayores de diferentes perfiles van pidiendo ese espacio: dar clases simplemente para alfabetización digital o hacer que los mayores sean protagonistas y que vayan a centros penitenciarios a ofrecer su conocimiento.  

Nuestra competencia es el envejecimiento activo. Dentro del mismo, hay un abanico bastante amplio donde se pueden desarrollar multitud de acciones. Es cierto que las personas mayores que tienen conocimientos demandan poder seguir sintiéndose útiles y seguir ofreciendo su experiencia, incluso con competencias que no son únicamente referidas al mundo de la empresa. Por ejemplo, está muy extendido en los centros que las mujeres que tienen conocimientos de bordado desde hace años hagan voluntariado enseñando a otras mujeres. El envejecimiento activo tiene que ver con una perspectiva humana amplísima, no solo estrictamente económica y ligada al mundo empresarial.

P. ¿Estáis desarrollando alguna actuación dirigida a la construcción de lo que algunos definen “empatía intergeneracional” o “pacto intergeneracional”? 

J.B. Hasta nuestra propia ley se llama Solidaridad Intergeneracional, una idea que ya viene desde 1996. Tenemos varias líneas de actuación con respecto a las personas mayores. Los 24 centros de la Comunidad Autónoma participan de manera directa o combinada con los ayuntamientos y desarrollan diferentes actividades que tienen que ver con programas en institutos o centros penitenciarios donde los mayores tienen ese encuentro. 

Es verdad que también esto tiene mucho que ver con la propia autonomía y decisión de estas personas. Los centros están gobernados por las juntas, que tienen el poder decisional sobre qué tipo de actividades se van a llevar a cabo. También existen actividades que comprenden la solidaridad y el trabajo intergeneracional en el marco del tercer sector.

Es importante tener en cuenta que esto es una parte de las políticas dirigidas a las personas mayores, pues se recibe por diversas vías una financiación de la Administración Autonómica, que luego recae en acciones concretas en los propios municipios. De hecho, de los 24 centros, 17 son combinados con municipios, porque siempre la Administración Autonómica está más lejana respecto a la municipal, que vive más de cerca la realidad del vecino. Por eso, entendemos que la concepción, la planificación y la financiación de ese desarrollo de políticas se tienen que llevar a cabo por los ayuntamientos. 

P. Estamos pasando de un paradigma donde la vida de las personas estaba marcada por tres etapas (estudiar, trabajar y jubilarse) como tres momentos absolutamente separados los unos de los otros y estamos dirigiéndonos hacia una situación nueva en la que estudias toda la vida, trabajas de forma distinta y en etapas diferentes de la vida y, además, fruto de esos cambios sociales la esperanza de vida es mucho mayor. Las expectativas de las personas que tienen 60-65 años son completamente distintas. ¿Crees que en el futuro las políticas de las Administraciones públicas caminarán en el sentido de empoderar este tipo de perfiles de persona para que puedan crear ellos mismos sus propio negocio o apoyar que otros lo hagan?

J.B. Yo creo que eso está en todos lados a nivel institucional más allá de que se cristalice. Aquello que tiene que ver con la educación no es ámbito de la dirección general, sino del gobierno autonómico o local. Todo lo relacionado con la formación permanente es una realidad evidente. La formación para aquellos mayores que están jubilados sigue y hay muchísimas iniciativas muy potentes, como las escuelas de formación de adultos, que responden a una realidad del perfil de las personas mayores que siguen formándose durante toda su vida, incluso en la etapa de jubilación, es decir, más allá del fin de la fase laboral productiva. Es algo que ya está en todos los ámbitos y tiene que ver con una sociedad cada vez mayor en edad y experiencia, y a eso hay que sacarle partido en el buen sentido. 

Estamos hablando de una voluntariedad de cuando uno incluso acaba su etapa laboral ya con los márgenes legales del momento, pero siente que puede seguir porque tiene conocimiento y todavía puede aportar. Recoger ese valor es fundamental y hay que establecer todos los canales. Yo creo que hay una sensibilidad a nivel de sociedad y de Administración para impulsar esa vía. Para mí, el ejemplo de la parte educativa es claro y la oferta formativa, que es posible que haga falta mejorar, ha crecido para las personas mayores de manera bastante amplia. Ya hay una realidad de personas mayores que quieren seguir estudiando, formándose y que se sienten activas para la sociedad, y eso es un papel fundamental.

Cada vez más, en los centros se generan iniciativas más espontáneas y otras más organizadas, como el propio voluntariado de personas mayores que quieren ofrecer parte de su tiempo para mejorar una situación social concreta. Es decir, el voluntariado tiene mucho que ver con la empatía, porque se proporciona el propio tiempo sin un beneficio económico a cambio, ante un problema dado para mejorar una situación. Es muy evidente la empatía en una persona mayor que tiene tiempo, que ve una situación social y que puede aportar, porque esa persona podría dedicar su tiempo a cualquier otra cosa para sí mismo y no para los demás. 

Entonces, por supuesto, potenciar la figura del voluntario es una realidad que se está y se seguirá ampliando en el futuro. Yo creo que las personas mayores que quieran aportar como voluntarias van a tomar un carácter transversal importante refiriéndose al sentirse o seguir sintiéndose útil. Es algo que, de alguna manera, construye un nueva concepción de la edad, porque el significado de la edad y sobre todo de la edad avanzada está unido a lo de inutilidad. Por eso, esa unión que ha habido siempre entre el sentirse útil mientras forma parte del mundo laboral y no después, cuando ya no se es productivo, cae en el sentido de que realmente se puede ser útil de mil maneras y las personas lo demandan. 

P. ¿Crees viables o posibles las actuaciones de entidades que promueven el voluntariado en unión con centros de mayores, colectivos o actuaciones dentro de responsabilidad social corporativa dirigidas a las personas directivas senior en las empresas?

J.B. En el ámbito de mi Dirección General no la veo muy viable ahora mismo. Creo que eso está más vinculado al marco competencial dentro de la Comunidad Autónoma, que tiene que ver, en este caso, con una línea concreta: el emprendimiento de las personas mayores. Nosotros tenemos muchísimas líneas de trabajo, pero ahora mismo no veo viable un ámbito concreto para incentivar que las personas mayores promuevan la empresa.

 

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