La AIEA concluye que Japón subestimó la amenaza de los tsunamis
TOKIO, 1 (Reuters/EP)
Japón subestimó la amenaza que suponían los tsunamis para sus centrales nucleares y ahora debe estudiar minuciosamente el estado de salud de todas las personas expuestas a alta radiación por el accidente en la central de Fukushima-1. Estas son las principales conclusiones a las que ha llegado el equipo de expertos en seguridad nuclear enviados por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) para investigar el accidente desatado el 11 de marzo.
El equipo encabezado por el británico Mike Weightman ha elaborado un informe en el que subraya algunas de las circunstancias que contribuyeron a que se desencadenara la crisis nuclear.
La central de Fukushima-1 no fue diseñada para hacer frente a una ola de más de 5,7 metros, la altura del muro que separa las instalaciones del mar. Además, el tsunami dejó inoperativos los generadores eléctricos de emergencia. Al parecer tanto agencias gubernamentales como los científicos de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) habían advertido previamente de estos riegos.
En opinión del grupo de la AIEA, los acontecimientos de Japón ofrecen varias lecciones que deben aplicarse a nivel global, como las necesidades de revisar regularmente las amenazas por desastres naturales y de establecer dispositivos de emergencia “reforzados”.
“Los diseñadores y operadores de plantas nucleares deben evaluar apropiadamente y ofrecer protección contra los riesgos de todas las amenazas naturales”, se lee en el texto.
Goshi Hosono, asesor del primer ministro Naoto Kan, ha recibido el informe y ha admitido que el Gobierno debe revisar el marco regulatorio del sector. “Teníamos un manual de actuación, pero no funcionó”, ha relatado por su parte el vicepresidente de la Comisión de Energía Atómica de Japón, Tatsujiro Suzuki.
El equipo de la AIEA también presentará sus conclusiones en una conferencia ministerial sobre seguridad nuclear que se celebrará entre el 20 y el 24 de junio en Viena, sede central del organismo.
Actualmente solo funcionan 19 de los 54 reactores nucleares japoneses y podrían cerrar más si no aumenta la confianza sobre las medidas de seguridad. El 30 por ciento de la energía consumida por los japoneses procede de esta fuente energética. Por otro lado, la crisis ha desviado la atención de los trabajos de reconstrucción.
Al coste económico de la tragedia se suma el humano. Al margen de los cerca de 24.000 fallecidos por el seísmo y el tsunami, más de 80.000 residentes en la región de Fukushima tuvieron que abandonar sus hogares por temor a la radiactividad.
DESCOORDINACIÓN EN LA RESPUESTA
Mientras, sigue sin esclarecerse quién estaba al cargo de las operaciones sobre el terreno en la central. Los máximos dirigentes de TEPCO no se encontraban en la zona y el vicepresidente ejecutivo, Sakae Muto, pasó la noche del seísmo reunido con los alcaldes de las localidades cercanas para informarles sobre las novedades, en lugar de participar en el centro de operaciones.
Hubo cierta descoordinación en las órdenes y Suzuki estima que “era imposible que el sistema funcionara tal y como se había establecido”. En su opinión, ahora la industria atómica nipona debe demostrar que puede hacer frente a los accidentes más improbables para ganarse la confianza pública, si no, “va a ser muy duro”.