Obama tiene casi todas las cartas para lograr la reforma sanitaria,

NUEVA YORK, 20 (EUROPA PRESS)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la totalidad de su equipo de negociadores ultiman los flecos para garantizar lo que será, este domingo a partir de las 18.00 horas de la tarde --hora española-- el mayor éxito de su legislatura, esto es, la aprobación del nuevo modelo de cobertura sanitaria que sólo será el prolegómeno del gran desafío de su administración: la implantación de un sistema económico regulado hasta un nivel casi desconocido por la actual generación de estadounidenses, y la culminación de la ideología del Partido Demócrata en los primeros años del siglo XXI.

Obama ha prolongado, hasta cierto punto, los preceptos de la Doctrina Bush en lo que a política internacional se refiere. Pero a nivel doméstico, el primer año de su legislatura ha ido encaminado a lo que sucederá este domingo: menos de 16 votos le separan de su primera gran victoria en el Congreso, un sistema sanitario que garantiza, según sus expectativas, una reducción del déficit público a medio-largo plazo y que supone el primer intento en firme para resolver una de las grandes paradojas de la sociedad estadounidense actual: el escaso nivel de atención médica que reciben los ciudadanos en un país que se supone abandera el estándar de calidad de vida del planeta entero.

A lo largo de los últimos siete días, Obama ha resaltado en más de sesenta ocasiones la necesidad de desarrollar un nuevo paradigma de Seguridad Social, ya sea ante el gran público o en encuentros cerrados con diferentes representantes y grupos de presión quienes han decidido que el último escollo a superar sea la legislación antiabortista que se verá, a buen seguro, modificada con la implantación de esta reforma. Es la última carta que les queda por jugar y que es muy posible que acabe incluida dentro del paquete de “añadidos” que el bloque republicano ha incluido, vía Senado, a cambio de aceptar de la aprobación de la reforma.

El Congreso estadounidense se ha reunido este sábado a puerta cerrada para decidir en qué términos exactos se aprobará este domingo el plan de sanidad Obama. La modificación del Senado será aprobada como parte integrante del debate y no estará sujeta a un voto adicional, garantizando así la rapidez del proceso, una señal de que los republicanos son conscientes de la inevitabilidad de la medida. Reservan, por lo tanto, sus armas para el debate sobre la reforma económica general de Obama, y en la que se castiga a los grandes 'popes' del Partido Republicano, el sistema financiero.

Obama puede haber aplazado una gira internacional por Asia para asegurar la aprobación de la reforma sanitaria, pero no es coincidencia que precisamente su último discurso semanal antes de la votación haya sido empleado para solicitar la regulación parcial del mercado financiero.

LA REFORMA

La nueva legislación, que afectaría a virtualmente todos los estadounidenses y los que nazcan dentro de un año, amplía la cobertura médica a más de 32 millones de personas y prohíbe a los aseguradores que nieguen cobertura médica argumentando “planes preexistentes a la reforma”.

El coste estimado durante los próximos diez años es de 940.000 millones de dólares (unos 683.000 millones de euros), pero los ciudadanos se enfrentan, por primera vez, a penalizaciones por no aceptar esta nueva legislación, por lo que tendrán que pagar por cobertura médica. A través de este ingreso adicional, el Gobierno espera reducir el déficit entre 132 y 138.000 millones de dólares en la próxima década, pero a partir de 2019 se espera que la reducción se incremente por encima del billón de dólares.

El impacto es enorme en los trabajadores que van a tener que pagar este nuevo modelo, pero Obama y los demócratas se preguntan cómo es posible que Estados Unidos haya destinado el 16 por ciento de su PIB en Sanidad y que el país ocupe el 38º lugar del mundo en expectativa de vida, según las estadísticas oficiales esadounidenses. El gasto en sanidad privada es la respuesta. “A no ser que seas un billonario, tu familia está en bancarrota”, según dictamina el doctor David Himmelstein, de la Universidad de Harvard: el 62 por ciento de los estadounidenses que se declaran en bancarrota, lo hacen única y exclusivamente porque no pueden pagar el gasto médico.

OPINIÓN POPULAR

Obama pedía el viernes al Congreso que se prepare para “hacer historia” en su última petición popular a favor de la aprobación de la reforma sanitaria en la votación de este domingo, que destacó como un hito para el Congreso.

“El momento de la reforma ha llegado”, declaró Obama ante miles de simpatizantes reunidos en la Universidad George Mason de Virginia, en un discurso en el que contextualizó la reforma sanitaria dentro de la “lucha” entre los ciudadanos estadounidenses y las grandes compañías de seguros. “El debate sobre la sanidad consiste en si Estados Unidos aceptará un sistema sanitario a favor de las aseguradoras o a favor del pueblo”, declaró el presidente estadounidense.

“Si fracasa esta votación, la industria de los seguros seguirá causando estragos. Seguirán negando coberturas. Por eso están invirtiendo millones de dólares en anuncios contra la reforma. Por eso están haciendo todo lo que pueden para rematar esta reforma”, aseguró el presidente.

La mayoría de los estadounidenses cree que el plan de reforma al sistema de salud ayudaría a los pobres y a los que carecen de seguro médico, pero ven menos probable que beneficie a los grupos a los que pertenecen los mismos encuestados, según un sondeo publicado por Gallup este viernes. El sondeo, realizado el 17 de marzo a 1.009 adultos estadounidenses, coincide con el impulso final de Obama para la aprobación del proyecto en la Cámara de Representantes.

El estudio reveló que grandes minorías de estadounidenses están preocupados por la posibilidad de que la legislación empeore las cosas para familias de ingresos medios en Estados Unidos como conjunto. Un 59 por ciento dijo que el plan ayudaría a estadounidenses que carecen de seguro, mientras que un 56 por ciento espera que beneficie a los pobres.

Pero sólo el 28 por ciento opinó que el proyecto de Obama ayudaría a sus propias familias, mientras que un 37 por ciento aseguró que empeoraría las cosas para ellos mismos. Un 29 por ciento dijo que no habría diferencia. Un 44 por ciento señaló que el plan empeoraría la situación para familias de ingresos medios en Estados Unidos. Al mismo tiempo, el 39 por ciento consideró que el país se beneficiaría de la medida, mientras que un tercio pronosticó que el proyecto ayudaría a la clase media.

Gallup dijo que el sondeo, que tiene un margen de error de 4 puntos porcentuales, va en consonancia con encuestas anteriores que indican una leve inclinación negativa en la percepción pública sobre la reforma del sistema de asistencia médica.

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