2015: un año que será entretenido
La conmoción por los asesinatos en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo echó a la calle a millones de franceses en una serie de manifestaciones, entre las que destaca la impresionante de París, encabezada por primeros mandatarios y líderes de diversos países, mientras se multiplicaban las muestras de luto en infinidad de ciudades europeas. Ni que decir tiene que era obligado hacer visible la condena del terrorismo yihadista, no solo por la necesidad de plantarle cara sino también para marcar distancia respecto a los grupos de la extrema derecha que abominan del Islam, como si la violencia criminal fuera consustancial a su religión. Estos grupos, hoy como ayer, enseñan cada vez más las orejas y han obligado a la canciller Angela Merkel a salir a la palestra para proclamar que los musulmanes que viven y trabajan en su país también son alemanes.
También el presidente de Turquía, el islamista Recep Erdogan, se ha posicionado críticamente. Recuerda que él, como musulmán, ha condenado siempre el terrorismo islámico, pero no puede pasar por alto que los gobernantes y líderes occidentales poco hacen para contener la islamofobia. Afirma Erdogan que no han pestañeado ante las masacres de Siria, con más de 200.000 personas asesinadas, y dejan que Turquía, Jordania y el Líbano se hagan cargo en solitario de la mayoría de los refugiados fugitivos, a los que parecen ignorar. Esa actitud indiferente la considera reflejo islamofóbico, racista y hasta hipócrita pues no entiende la presencia en la manifestación parisina del primer ministro israelí, Benjamin Netanhayu, responsable de la muerte de miles de personas en Gaza a manos del terrorismo de Estado. Para el presidente turco, en fin, es incomprensible que siendo Francia uno de los principales objetivos del terrorismo yihadista, sus servicios de inteligencia no previeran los ataques y que quienes atentaron contra la revista (ciudadanos franceses, subrayó) pasaran meses en prisión sin que a su salida se les vigilara debidamente. Por su parte, el alcalde de Ankara, Melih Gökçek, abundó en el discurso de Erdogan al señalar que durante los últimos días se han producido cerca de cincuenta ataques a mezquitas sin que se les prestara, informó en El País Andrés Mourenza desde Estambul. Habría que mencionar en esta misma línea al presidente de Nigeria, el musulmán Goodluck Jonathan, que tras condenar el atentado de París, lamentó el olvido de los crímenes del Boko Haram nigeriano que ha matado ya a miles de personas y utiliza en sus atentados niñas cargadas de explosivos. Aunque nada tenga que ver con el terrorismo, no ilustra menos esta actitud del primer mundo el que no se interesara por el ébola hasta que lo tuvo dentro de sus fronteras y no mientras parecía que era un problema exclusivo de África.
El leiv motiv, de alguna forma hay que llamarlo, de las manifestaciones fue la reivindicación de la libertad de expresión frente al terrorismo yihadista ya considerado como la mayor amenaza para la seguridad y el modo de vida occidental. Se olvida o no se comprende que en el mundo árabe son también muchos los que juzgan que la mayor amenaza para su seguridad y modo de vida emana precisamente de Occidente. Ante la evidencia de que los yihadistas no van a cejar en sus acciones, creo que además de las medidas para contenerlos y derrotarlos (legislativas, judiciales, policiales, de mejora de los mecanismos de integración de unos inmigrantes que aportan lo suyo al progreso económico de los países de acogida, etcétera) es preciso un cambio de la política hacia los países árabes. En su día, José María Aznar nos ofreció una clase de Historia, no sé si made in FAES, al afirmar que mueve el odio de los musulmanes a España la derrota que les infligieron las armas cristianas. Una visión histórica que resulta ser una laguna en su doctorado de líder del mundo mundial que recibiera de la mano de Bush en las Azores; en el caso, claro, de que sea cierto que cuando los estadounidenses dice que algo “es histórico” quieren decir que es irrelevante, asegura el comentarista político George Will.
No obstante, viene bien lo de Aznar para contrapuntear el hecho, no por histórico irrelevante, de que durante siglos los líderes occidentales han presentado las invasiones del mundo árabe como otras tantas guerras de liberación. En 1798, por ejemplo, Napoleón invadió Egipto y aseguró a los egipcios que lo hacía para eso, para liberarles y promover el Islam. Nada dijo de que su objetivo real fuera favorecer los intereses geoestratégicos franceses frente a los ingleses. Andando el tiempo, en marzo de 1917, en plena Gran Guerra, el teniente general sir Stanley Maude entró en Bagdad al frente de un ejército británico. Aseguraba el hombre que movió a los ingleses a invadir Mesopotamia el deseo de expulsar a los turcos de tierras árabes. Llegaban, pues, como libertadores cuando la realidad es que planeaban la anexión de aquellos territorios. En los años siguientes reprimieron a los iraquíes disconformes con gran violencia; en especial, durante la revuelta de 1920, tras la que mantuvieron a Irak sometido a su dominación directa hasta principios de la década de los 30. Luego el control se hizo más informal, pero lo cierto es que el país permaneció sujeto a Gran Bretaña hasta 1958, año del derrocamiento de la monarquía iraquí.
También George Bush propuso invadir Irak para liberarlo de Sadam Hussein y mucho me temo que no es leyenda urbana la sorpresa del muy presidente porque las calles no se llenaron de arcos florales y multitudes con banderitas y claveles que colgar de los carros en son de alegre bienvenida. Sadam, como saben, era hechura estadounidense y lo armaron los propios USA para que le hiciera la guerra a Irán lo que, es un suponer, permitiría a Bush tener suficiente información del arsenal iraquí como para saber de la inexistencia de las famosas armas de destrucción masiva. Pero eso ya es historia muy relevante porque la agresión ilegal a Irak y la destrucción de su Estado agravó las tensiones y abrió el camino al Estado Islámico, proclamado ahora califato, la intentona más seria de un grupo terrorista para convertirse en Estado; lo que no consiguió Al Qaeda, de la que se desgajó aunque no tanto como para dejar de compartir su proyecto de atacar a Occidente.
Hay, pues, una política a modificar si se quiere crear las condiciones para acabar con el terrorismo yihadista. Aunque, mucho me temo que, aun siendo necesario, ese cambio de orientación política no será suficiente porque la capacidad de reclutamiento se la da a Al Qaeda y al Estado Islámico que los árabes se sientan peones obligados a atenerse a unas reglas impuestas por potencias ajenas. Un rápido repaso a su historia de los últimos quinientos años permite constatar que no es actitud sobrevenida sin causa.
Tras la muerte de Mahoma, los árabes vivieron una edad de oro en que llegaron a ser fuerza dominante desde Bagdad a la Península Ibérica. Después vino la decadencia con que iniciaron su historia moderna a partir de las conquistas otomanas de 1516 y 1517. Los mosquetes de pólvora se impusieron a las espadas y durante cuatro siglos, hasta finales de la Gran Guerra, los turcos gobernaron a los árabes. Entonces se inició la época colonial europea, a la que siguió la guerra fría hasta llegar al momento actual de dominación estadounidense y globalización. Vivieron los árabes, según se indicó, de acuerdo con reglas de otros pueblos, los de las potencias dominantes, pero, como advierte el historiador y arabista inglés Eugene Rogan, los árabes no fueron en ningún momento sujetos pasivos pues operaron de acuerdo con las reglas impuestas cuando les vino bien, que sarna con gusto no pica; fueron contra ellas cuando les convino y sufrieron las consecuencias de enemistarse con la potencia dominante en cada época. Es la parte principal de la responsabilidad que les corresponde.
Aquella edad de oro primera tiene hoy su resonancia en el mundo islámico que vinculan aquella grandeza a la fidelidad y el vigor de su adhesión a la fe musulmana, indica asimismo Rogan, que se muestra de acuerdo con el periodista y escritor libanés Samir Kassir, asesinado en 2005 con una bomba lapa en su coche, atentado del que se acusó a los sirios. Kassir escribió un ensayo acerca del Renacimiento cultural árabe del siglo XIX, el llamado nahda, que comenzó a configurar una moderna cultura laica que iluminó a gran número de sociedades árabes. “Egipto fundó entonces”, escribió Kassir, la tercera industria cinematográfica más antigua del mundo, mientras desde El Cairo hasta Bagdad y de Beirut a Casablanca, los pintores, poetas, músicos dramaturgos y novelistas se dedicaron a dar forma a una cultura árabe nueva y dinámica“. La cultura del nahda moldeó la política árabe del siglo XX que, tras las sucesivas independencias, comenzó a jugar un papel destacado en la política mundial, como sería el caso del Egipto de Nasser y el movimiento de no alineación o el de Argelia convertida en fuerza impulsora del continente africano. Pero el optimismo de aquel tiempo se apagó y el planteamiento laico ha dejado de ser una inspiración para la mayoría de la población al punto, señala Rogan, de que los islamistas ”ganarían de calle cualquier elección libre y justa que pudiera celebrarse en el mundo árabe actual“. Ni qué decir tiene que las aprensiones que suscita el islamismo, gratuitamente identificado o al menos sospechoso de terrorismo, es otro factor que impide un cambio de la política de relación con esos países.
Es imposible eludir aquí que en el atentado yihadista de París sus autores eran ciudadanos franceses. Interesa, por lo que se ve, no insistir en este hecho a personajes como el ministro de Interior español, Fernández Díaz. El hombre se infla de hablar de compatibilizar seguridad y democracia para proponer enseguida medidas que no creo que beneficien demasiado a la una ni a la otra. Por ejemplo, en sus propuestas de control de los aeropuertos o de las vallas de Ceuta y Melilla. No le interesa que la opinión pública repare en que los terroristas no vienen de fuera sino que son nacidos y criados en os mismos países en que han perpetrado sus crímenes y de los que son ciudadanos. No es que deban descuidarse los controles pero tampoco llegar al extremo en que comentaristas del entorno del Gobierno alerten de la posibilidad de que los terroristas entren en España y Europa confundidos con los desesperados que tratan de saltar las vallas de las dos ciudades.
Por otro lado, un especialista en terrorismo internacional del instituto Elcano, del que siento no haber retenido su nombre, indicó la otra noche en la tele que los terroristas suelen ser de segunda o tercera generación de musulmanes radicados en Europa. Tienen la condición de ciudadanos del país en que nacieron pero sufren las reticencias cuando no los guantazos, en todo caso la desconfianza de sus conciudadanos. Se les requiere de continuo acerca de si el terrorismo les parece bien, mal o peor y advierten que no les creen si lo condenan. Viven bajo sospecha cuando no esquinados y tampoco se sienten vinculados al país de procedencia de sus padres y abuelos. Quedan así condenados a una crisis de identidad que los hace más receptivos a los banderines de enganche terroristas. El sectarismo con que se eliminó la asignatura aquella orientada a educar en materia de democracia y tolerancia, simplemente porque era ocurrencia del PSOE, privó a la sociedad española de un instrumento contra esos prejuicios que solo contribuyen a agravar el problema. De momento, la islamofobia no está tan enraizada en España como en otros países y conviene al Gobierno no renunciar a ningún mecanismo que le impida prosperar.
No está de más recordar que, a pesar del ruido, la inmensa mayoría de las víctimas del terrorismo islámico son musulmanes, lo que apunta a otra dimensión del problema. Confieso que me impulsó a dedicarle a este tema el comentario oído de que todo se arreglarán cuando acaben de matarse “entre ellos”. Cosas que se dicen, pero lo cierto es que para decirlas es preciso haberlas pensado antes.
Mar Julios, al Senado
El comité permanente de CC decidió enviar a Madrid, como senadora autonómica, a Mar Julios para cubrir la vacante de Miguel Zerolo que, la verdad, no creo que le deje trabajo alguno pendiente porque no es la laboriosidad parlamentaria lo que ha distinguido al ex alcalde santacrucero. El asunto, qué quieren, no enfría ni calienta al personal de a pie, pero Juan Manuel García Ramos, presidente del Partido Nacionalista Canario (PNC) se ha agarrado tremendo empute. La gente, que es como es de mala, ha deslizado alguna crítica a la carguitis de García Ramos; como si pudiera reprochársele a quien se dedica a la política a aspirar a cargo. Para eso están, digo yo.
Mucho me temo, además, que su cabreo sea de obligado cumplimiento. Me explico: el PNC es el único aliado de CC que carece de representación en el Parlamento Canario y García Ramos calculó que a Zerolo lo sustituyera en el Senado un diputado tinerfeño, lo que le permitiría a él entrar en el Parlamento y paliar más de un desaire. Pero al nombrar a Julios, la lista que correrá será la de Gran Canaria de modo que quien irá al Parlamento será el director general de Protección del Menor y de la Familia José Gilberto Moreno y volverá a quedar fuera el PNC. Y García Ramos, como presidente de su partido, está obligado a defender los intereses de su formación. Así, le vimos quitar hierro a su empute inicial aunque fuera más en la forma que en el fondo.
Se atribuye a José Miguel Ruano la responsabilidad principal de lo ocurrido. Fue él quien trató, según me cuentan, de evitar que los votos del PNC tuvieran validez en el Consejo Político Nacional del que salió Fernando Clavijo candidato a la presidencia. García Ramos fue de los que apoyaron hasta el final a Paulino Rivero y nada tiene de extraño que la abducción soriásica tenga esos efectos de intolerancia en los nuevos mandarines nacionaleros.
Este fin de semana se reúne el Comité Federal del PNC y García Ramos hace votos por mantener y ampliar la unidad de los nacionalistas sin dejar por eso de lanzarle a los mandarines de CC dardos envenenados. Uno, su promesa a Ferrnando Ríos de mantenerle abierta la puerta de su partido. Otro, proponer caminar hacia la unidad nacionalista con la inclusión de Nueva Canarias. Dudo mucho que los clavijistas acepten, de ser tan determinante la abducción soriásica. Que parece serlo pues si por un lado Fernando Clavijo está de acuerdo con Soria en eliminar la Cotmac y a vivir, por el otro la ineféibol y sin par Australia Navarro anda diciendo por las esquinas que cada vez son más quienes en CC se han pasado al partido de Repsol y sus prospecciones. De ser esto cierto, no solo será imposible la unidad nacionalista sino que pueden irse con Fernando Ríos unos cuantos. Debería Navarro presentar una moción para sustituir en el logo del PP la gaviota por un guirre.
A quien corresponda
Cuando Él habitaba todavía entre nosotros, alguien dio con la fórmula mágica de reclamar en los periódicos la solución de cualquier problema sin correr riesgos. La fórmula burocrática y muy respetuosa de “es gracia que espera obtener de V.I.” no quedaba bien en los periódicos de papeles y alguien optó por solicitar la solución a “quien corresponda”. Como no se aludía directamente a ningún mandarín, nadie se daba por aludido pues, ya saben, quien se pica, ajos come y mejor es hacerse el sueco que ir de enterado de la caja del agua. Quiero decir que a alguien ha de corresponderle explicar al personal el asunto de los tres cetáceos encontrados muertos en las costas de Fuerteventura. Del primero, aparecido el 20 de noviembre en Costa Calma, se descartó, después de la necropsia, que tuviera que ver su muerte con las prospecciones petrolíferas. El 9 de diciembre apareció un segundo, en la parte del barranco de la Torre del que nada sé, aunque no descarte que fuera más por descuido mío en el seguimiento de la Prensa que por otra cosa. Ahora acaba de aparecer un tercero en la costa del barranco de los Canarios que fue trasladado a la cámara frigorífica de la Estación Biológica de La Oliva a la espera de la llegada del equipo científico que investigará la causa de su muerte. Habrá que esperar, a ver, lo que tenga que decir quien corresponda; aunque las lenguas de doble filo hablan de que son especies que suelen estar a notable profundidad y señalan que no es normal que en mes y medio ya sean tres los ejemplares varados. Al parecer ninguno presentaba heridas que pudieran atribuirse al choque con las hélices de algún barco. Otros ponderan la sensibilidad acústica de estos animales y la facilidad con que el ruido acaba con su sentido de la orientación.
Por otro lado, el Instituto Geográfico Nacional ha detectado un aumento considerable de la frecuencia de temblores cerca de las islas en lo últimos días. Esto ha llevado a IUC a alertar acerca del aumento de la actividad sísmica en la zona de prospecciones. Pide la formación que Repsol abandone los sondeos de acuerdo con el BOE que dispone su suspensión de producirse actividad sísmica de magnitud superior a 4,5 con epicentro en un radio de 75 kilómetros a partir del punto de sondeo. Y recuerda que el 6 de enero se detectó uno de 4,7 a 350 kilómetros de Lanzarote y que si bien la distancia entre la zona de prospecciones y la del epicentro del seismo fue mayor de 75 kilómetros, mejor es prevenir que lamentar.
Bien sabemos que estos meneos no son infrecuentes y que el pasado día 13 se produjeron 12 temblores entre Gran Canaria y Tenerife que no fueron percibidos por la población. Pero aún así debería quien corresponda aclarar lo que hay y lo que no hay.
Mas volvió a hacerlo
Durante meses he vivido con la impresión de que conocía de algo a Artur Mas. No lograba recordarlo porque pensaba en una persona cuando, en realidad, se trataba de varios personajes, por lo general catalanes, que en mi magín conformaron un personaje: el del viajante que periódicamente se dejaba caer por la isla a colocarle a los comerciantes locales los artículos de las fábricas o de los grandes almacenes de distribución para los que trabajaban. Gente seria y formal que se alojaba en los hoteles Madrid y Cairasco o en cualquiera de las fondas locales. Me sonaba Mas pero no sabía de qué pues no creo haberle visto nunca. Hasta que de repente caí en la cuenta de que en realidad era el paradigma de los viajantes de antaño. Solo que él vende humo. Y conste que no lo digo porque considere vaporoso el derecho a decidir catalán ni tenga nada contra los que quieren la independencia, aunque la lamentaría. El humo a que me refiero es el de su permanencia en la política con una labia no exenta de astucia para mantenerse en el machito; habilidades que alabaría si no abusara de ellas poniendo en peligro la estabilidad política de Cataluña. Con la ayuda, inestimable para él, del cenizo de Rajoy con su política de no hacer nada.
Alguna vez recordé que Mas nunca se había declarado independentista y que incluso llegó en los primeros momentos de su vida política a considerar el independentismo generador de grandes frustraciones. Mantuvo con Madrid el pulso acostumbrado con la no menos acostumbrada ambigüedad para acabar, tras las votaciones que hicieron de sucedáneo del prohibidísimo referéndum, en el independentismo declarado con la elaboración de una hoja de ruta que dio lugar a sus más y sus menos con Oriol Junqueras, de ERC y con otros grupos soberanistas. Fue una pugna que acabó aburriendo a unos y exasperando a otros. Si ERC exigía unas elecciones anticipadas refrendatarias ya, Mas proponía dejarlas para después y que concurrieran todos los soberanistas con un lista única de la que saldría el Gobierno que daría los últimos pasos hasta consumar la secesión. La réplica de Junqueras a no aceptar la lista única y a advertir a Mas que como siguiera con boberías, no apoyaría los presupuestos y a ver cómo te las apañas; que fue cuando Rajoy trató de tranquilizar a los catalanes con su disposición a poner las perras que fueran necesarias para cumplir con los compromisos que la Generalitat dejara de atender.
Era fácil prever que Mas volvería a sacar otro conejo de la chistera con esa especie de ni para ti ni para mí que acordó con ERC. Habrá elecciones anticipadas y en plan referéndum el 27 de septiembre, Junqueras apoyará los presupuestos y aunque no habrá una lista conjunta, CiU y ERC propondrán lo mismo. O sea: no se confrontarán en las propuestas pero sí en número de votos que determinaría a quien habrá de corresponder la dirección del proceso que acabe con la prolongación del Estado catalán. Digo yo que de eso se trata. Y no sé hasta qué punto no será la fórmula que favorezca las expectativas de los partidos estatales aunque sea como descargue de las tensiones acumuladas con tanto que si tutú, que si tatá en que han estado los soberanistas enredados en los últimos meses. Un sondeo reciente del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) señala que por primera vez los contrarios a la independencia supera a los partidarios: el 45,3% frente al 44,5%, es decir, más o menos la mitad. Y habrá que ver lo que ocurre con la irrupción de Podemos sobre la que no pesa, que yo sepa, ni el unionismo y cierra España ni el independentismo que, sin duda, se ha nutrido en Cataluña del descontento que en el resto del país, Euskadi incluida, cataliza el partido de Pablo Iglesias. Algo que solo supera en complejidad y novelería las demandas de paternidad contra el rey Juan Carlos de las que el Supremo acaba de admitir una a trámite. Vamos a tener un año entretenido.