La dieta del ‘loketrinke’
Tengo que decirle a la peña que fui vegetariano trece años y traicioné la disciplina por una carne de turre asada en Franceses. Un amigo mío afirma cínicamente que lo mejor de una dieta vegetariana es la carne y el pescado. Yo, que en cuestión de dietas y comelonas lo he sido todo, tengo un respeto absoluto por todo tipo de ideologías alimenticias, pues sé que hay cocineros capaces de convertir cualquier alimento, hasta el más rutinario, en una comida exquisita y nutritiva. Y sé que el buen gusto en cuestión de comidas va por parroquias y lo que en unos lugares es exquisito en otros es indigesto por no decir repulsivo. Ahora que están de moda los pescados crudos a la japonesa tengo que decir que aún no he digerido el sushi que comí en Las Palmas sufriendo con los palillos en un japonés finolis hace la tira de años. Y eso que uno, nacido en tiempos de escasez, no es nada pijo en cuestión de comidas, ya que se crió con la dieta del loketrinke, es decir no hay mejor comida que la que te ponen delante, y es que el ingrediente principal en los lejanísimos años de mi infancia fue el hambre, y cualquier alimento aderezado con hambre es exquisito. Digo esto en los dietéticos tiempos del sin lactosa, sin gluten, sin grasas, sin azúcares, sin sales y mucho me temo que en muchos casos sin sabor. Prueben, aunque sólo sea por un día, la dieta del loketrinke.
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