Emocionarse en tiempos de Covid
“¿Sabías que los girasoles siguen al sol, y cuando no lo encuentran, se miran unos a los otros para darse energía?”
Hablando de primavera qué mejor forma de comenzar que hablando de girasoles. Detrás de esa frase tan bonita, se guarda un pequeño secreto, el cual lo conocemos muy bien en las aulas. “Cuando necesites ayuda solo tienes que mirarme y decírmelo”. Con una mirada ya nos entendemos. Y de eso se trata también con la educación emocional, de enseñar a los más pequeños, desde nuestro alumnado de Infantil, y entender que pedir ayuda o no saber hacer algo es normal y puede ser el principio de un gran aprendizaje. Que no pasa nada cuando no sabemos algo y que siempre nos tenemos los unos a los otros para ayudarnos. Y a mí me gusta comparar la educación emocional con algo tan bonito como los girasoles…
Como nos dice Daniel Goleman: “La inteligencia emocional comienza a desarrollarse en los primeros años. Todos los intercambios que los pequeños niños tienen con sus padres, los maestros y con los demás llevan mensajes emocionales”.
Me gusta trabajar con el alumnado diferentes ejercicios en los que reconozcan las emociones, porque siempre sale la palabra “emoción o emociones” en alguna conversación de pasillo, durante un café, en una charla en el aula, etc. Pero si nos paramos a pensar, no es tan fácil de explicar a un niño o niña, ¿qué es una emoción? Y trabajarla tampoco es fácil.
Si siempre trabajásemos la identificación de estas, los niños y niñas podrían aprender a reconocer las suyas propias y las de los demás.
Con el Monstruo de Colores, de la escritora Ana Llenas, he conocido un mundo de colores con los que hemos podido trabajar muchísimo las emociones, seguro que ya lo conoces y si no, te animo a conocerlo. A través de diferentes colores, los niños y niñas pueden identificar las emociones a, relacionándose cada una de ellas con un color diferente, “porque vaya lío que se ha hecho el Monstruo de Colores” con tanta emoción...Y es que debemos de saber “guardarlas” cada una en su “frasco”. Sí, esos frascos maravillosos que aparecen en el cuento, y que en la vida real nos pueden ayudar. El hecho de imaginárnoslos para poder organizar nuestros propios pensamientos, emociones y gestionarlos, de esta manera podremos buscar un equilibrio y enseñar al alumnado a que lo haga por sí mismo.
Siempre me ha gustado trabajar las emociones, porque desde que empecé a trabajar siempre lo he hecho, pero ahora después de la Covid-19, es indispensable, que aparezca en las aulas, que estén siempre por algún rincón de nuestras áreas o actividades diarias, fichas, trabajos de aula, etc. como de esa asignatura pendiente que tenemos. Entendemos que ahora los valores han cambiado y que ya no podemos decirles a nuestros niños y niñas de Infantil, que debemos compartir el material, como siempre hemos hecho, “debemos compartir”. Porque ahora por este virus que parece que nos persigue, incluso en las frases que decimos en voz baja, debemos decir lo contrario, y a mí por lo menos, reconozco que me ha costado. Cada niño y niña tiene su estuche, su “taper” de colores, desde Infantil de tres años, y qué curiosa es la vida, mejor dicho la “adaptación”, que ellos mismos me lo recuerdan a veces: “Maestra, no podemos prestarlo ni compartirlo, por el ”corona“. Sí que tenemos en Primaria la asignatura de Emocrea esta maravillosa asignatura ”reciente“ que quiere acompañar mediante las emociones y la creatividad al alumno/a y con la que podemos realizar un sin fin de actividades motivadoras.
Para mí en el colegio y en la vida, necesito la ilusión para comenzar cualquier proyecto, y así se lo intento transmitir a mis alumnos y alumnas. Como decimos siempre, cada niño y niña es un mundo, ninguno será igual a otro, cada uno es especial y así de especiales, debemos de tratarlos a cada uno de ellos. Por eso es importante, que comencemos por nosotros mismos, aprendiendo, por ejemplo, con el Emocionómetro del Inspector Drilo de Susana Isern e ilustrado por Mónica Carretero. A través de su divertido Emocionómetro, como de si de una ruleta se tratará, llena de “Amor, Celos, envidia, enfado, tristeza, alegría, miedo, sorpresa, vergüenza”, etc. y graduada, por supuesto. Las ilustraciones en este tipo de cuentos son muy importantes en las edades de Infantil y Primaria, ya que ayudarán a entender a nuestros alumnos y alumnas y a su vez les atraerán hacia la lectura.
Les atraerán a un plan lector posterior, hablando de Infantil y un plan de lectura directo en Primaria. Además de ser mucho más divertido, leer y a su vez ver esos fantásticos dibujos ilustrados, que nos sumergen en unas historias encantadoras, y si en esas historias, podemos representar y/o expresar lo que sentimos, muchísimo mejor.
Otras de las actividades que me encanta introducir en el trabajo semanal con los niños y niñas para trabajar las emociones es el yoga infantil. Trabajamos a nivel postural la psicomotricidad en edades tempranas desde Infantil, y se lo pasan muy bien, imitando a diferentes animales, los cuales son para ellos auténticos motivos de juegos. El yoga infantil al igual que en adultos, nos recuerda cómo respirar de forma adecuada, la base para comenzar “con buen pie” y pensar de manera más fluida, tengan tres años, cuatro, seis, diez, o los que sean.
No sabemos el bien que le estamos haciendo a un niño o una niña, trabajando las emociones, hasta que vemos los resultados. Ellos mismos van aprendiendo a gestionar sus propias emociones. Me gusta trabajarlo a través de videos con imagen y audio, como los de Yogic/Yoga para niños que puedes encontrar en Youtube. También tenemos cuentos para realizarlo, como por ejemplo El ABC del Yoga para niños: 65 hermosas posturas para divertirse aprendiendo el yoga junto con el alfabeto de la escritora Teresa Anne Power. Y qué maravilla, ¿poder introducir el mundo del yoga junto a nuestro querido mundo de las letras, verdad?
“En un mundo tan cambiante encontramos que la flexibilidad y la posibilidad de adaptarse al cambio son más importantes que la experiencia”. Daniel Goleman.
Cristina MJ
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