Espacio de opinión de La Palma Ahora
La participación política (2). Los programas electorales y la acumulación de poder de los partidos.
En la política como en otras facetas de la vida hay que saber primero a dónde se quiere llegar, para luego poder tomar el camino correcto que permita alcanzar de una manera u otra el destino deseado.
Parece una cuestión bastante obvia, pero si hacemos una pequeña reflexión sobre cómo se gestiona el poder institucional en La Palma por parte de los tres partidos políticos hegemónicos que representan a la gran mayoría de las y los electores, podríamos tener una cierta confusión. Lo confuso es que partidos supuestamente tan distintos como PP, PSOE y CC-CCN, en La Palma comparten el mismo objetivo principal, que no es otro que acumular poder. Si lo que motiva ese afán que tienen todos ellos por gobernar no fuera ese, la política en nuestra isla no se reduciría a un simple reparto de carteras y el correspondiente enchufismo y favoritismo a los amigos de cada partido.
Desgraciadamente la atención mediática se centra cada vez menos en los programas de cada partido y cada vez más en las personas que los avalan. Esto repercute en “una despolitización de la política” que lo convierte todo en un circo, puesto que cuando no hay discrepancias en cuestiones programáticas, la única diferencia en cuanto a política local acaba siendo si uno es mejor gestor que el otro. La situación más extrema de esta forma de política teatral la podemos encontrar en EEUU, donde el debate se suele dirigir hacia qué candidato es más guapo, tiene más prestigio o es más popular.
Pero no nos engañemos, que en la sombra todos los partidos tienen un programa. Podemos darnos cuenta si reparamos en las reformas realizadas por el gobierno de Rajoy, que aunque no las divulgó en campaña electoral ya las llevaba implícitas en el ADN del Partido Popular y en los intereses de sus patrocinadores. Aunque el PP representa a casi un 45 % de los electores, no rinde cuentas ante ellos con el énfasis que sí lo hace ante las grandes multinacionales que le financiaron la campaña (la mayor parte ilícitamente a través de la trama Gürtel) o la iglesia católica que les apoya políticamente. Y sobre todo rinden pleitesía ante la Troika Europea, formada por los tres organismos supranacionales no elegidos democráticamente (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) que han sido designados para controlar los destinos de los países periféricos de la Unión Europea.
Pero volviendo a La Palma, tuvimos recientemente dos mociones de censura (en el Cabildo y en el ayuntamiento de Los Llanos de Aridane) que se visten de colores muy distintos, pero ambas responden a la lógica de la política como acumulación de poder partidista. A todos les interesa gobernar y con quién es lo de menos. Por eso, es normal que se presenten estos cambios de gobierno a los ciudadanos como una manera de cambiar las cosas, cuando en el fondo interesa que todo siga igual. No es de recibo que en una coalición que pacta gobernar una institución no presente un acuerdo programático de gobierno y tampoco forme una mesa de seguimiento de este pacto. Si en cada uno de estos pactos solamente se reparten responsabilidades, es evidente que las diferencias entre ambos partidos no son sustanciales, por mucho que unos se llamen socialistas y otros conservadores.
La ciudadanía debe tomar conciencia de la importancia que deben tener los programas electorales a la hora de votar, y que para que la democracia no sea un mero hecho puntual que ocurre cada 4 años, debemos pedir responsabilidades cuando las políticas se salen fuera del guión de los programas electorales o de los acuerdos de gobierno interpartidistas.
En Izquierda Unida entendemos la política de otra manera. Para gobernar durante una legislatura hay que tener un programa político que sea posible desarrollar y que permita al finalizar la misma hacer balance de los resultados. En nuestro caso, como Movimiento Político y Social que aspira a representar a las personas de izquierda defendiendo los intereses de las clases populares, nuestro programa y nuestro discurso siempre será coherente con nuestra ideología (defensa de los servicios públicos, democracia participativa, republicanismo, movimiento obrero, ecologismo... etc.). Así cuando tengamos representación en las instituciones no nos prestaremos al juego de los pactos para acumular poder y seguiremos la consigna del compañero y camarada Julio Anguita: “programa, programa, programa”.
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