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Si eres o quieres ser Emprendedor… no leas esto

Rayko Lorenzo

Recuerdo que en cierta ocasión, impartiendo una conferencia sobre Emprendedores en la Facultad de Empresariales de una universidad, lancé a los asistentes esta pregunta:

“¿Por qué la facultad de medicina crea médicos y la de empresariales no crea empresarios”?

Lo cierto es que hubo un revuelo generalizado entre los profesores, académicos, alumnado, etc., hasta tal punto que cuando bajé de la palestra, más de uno se acercó a comentarme que su función no era generar empresarios, sino más bien profesionales que trabajaran para los mismos. Entonces, ¿quién educa o quién enseña a alguien a ser empresario? Pues la respuesta es clara, el mercado. Como suelo decir, el cliente no siempre tiene la razón, pero el mercado sí. Dicho esto, y aprovechando el canal, no estaría demás un cambio de filosofía educativa para aumentar las competencias transversales de posibles emprendedores del futuro, pero en este tema, hasta aquí puedo escribir.

El emprendedor es uno de los mayores autodidactas que existen. Se planta su comida, la abona, la recolecta y la guisa; en ocasiones se la come, y en otras, muere antes de probar bocado. Y esto es así principalmente por dos razones; la primera, por la falta de preparación no solo de su persona, sino de la idea empresarial en cuanto a objetivos, viabilidad, mercado potencial, competencia… La segunda, por la dificultad que existe en este país para generar riqueza y empleo a la sociedad, por las escasas ayudas (no tienen por qué ser monetarias) que hay al emprendedor decidido y veraz…

¿Se apoya realmente al mundo emprendedor? Los datos hablan por sí solos, la infinidad de trabas burocráticas, leyes desfasadas en tiempo (y forma), la dificultad de acceso al crédito inicial y a las pólizas necesarias para un correcto funcionamiento… Según un estudio realizado por Randstad, el 67% de los trabajadores en España, considera que no se ayuda lo suficiente a los emprendedores en la aventura de crear una nueva iniciativa empresarial. Si comparamos este dato con países como Estados Unidos o China, la cifra es cuanto menos distante, con un 29% y un 20% respectivamente.

El sistema no invita a emprender. Tarifas de autónomos de las más elevadas del globo, trámites burocráticos que se eternizan, papeles y más papeles… Además, las inversiones iniciales necesarias están sujetas a complicadas contraprestaciones en donde la banca, como en el Monopoly, siempre gana.

Pero no solo se puede culpar al sistema de la poca filosofía emprendedora que tenemos, la sociedad en sí no está educada en el win to win, en entender que si yo gano tú ganas, en saber que es mejor poco que nada. Por ejemplo, imagínense que quieren montar un pequeño comercio de ropa; la ubicación es clave ya que necesitan poner la tienda en un punto de paso de mucha gente, incluso que esté cerca de una zona en la que los clientes potenciales tengan varias posibilidades de compra. No es muy raro, al contrario, es muy usual, que los dueños de los locales tengan precios estratosféricos de alquiler. Precios que difícilmente un emprendedor podría pagar a las primeras de cambio. Cuantías que son las que realmente ahogan una idea emprendedora que prácticamente vive para pagar, más que para generar… Sin embargo, prefieren dejarlo sin alquilar antes que rebajar la tarifa, o de establecer un escalar en función de la consolidación de la empresa.

No nos engañemos, los emprendedores estamos mal vistos; somos como el extranjero que tiene problemas a la hora de alquilar un piso fuera de su país de origen por la mera razón de ser de otro color, raza o religión. Seguimos siendo seres con una independencia económica sumamente relativa. Somos las personas que realmente más jefes tenemos porque, aunque en nuestra empresa no tengamos a nadie que mande por encima, nuestros jefes son los clientes, proveedores, Hacienda… Aún no conozco a un emprendedor que trabaje menos de 10 horas, y si ustedes sí lo conocen, les pido que me lo presenten para ver cómo lo hace, todos los días se aprende algo nuevo.

Hay que cambiar la mentalidad del sistema, pero todo parte por modificar la placa base de las personas, del entorno humano. Hay que hacer ver a la sociedad que los emprendedores venimos a sumar, que necesitamos oportunidades, que las micro-empresas somos las culpables de generar el 40,5% de los empleos en España, que sin autónomos habría más parados que en todos los semáforos en rojo juntos de China…

La realidad es la que es, y en España el 61% de las empresas sin empleados no llegan a los cinco años de actividad. Pero no solo pregono la culpa al sistema y al entorno, el propio emprendedor tiene que realizar de manera previa una mejor valoración de los riesgos, tiene que saber hacer cosas diferentes, generar valor a los clientes potenciales con nuevas fórmulas de negocios… Tiene que formarse y transformarse para emprender.

Desafortunadamente, infinidad de las ideas emprendedoras de la última década han sido más por necesidad que por sapiencia. Muchos desempleados, impulsados por esa necesidad de generar ingresos para sus hogares, se han visto obligados a emprender, además, empujados por políticas que han venido lanzando mensajes a favor de la emprendeduría pero sin tener un acompañamiento formativo que complementara esta acción. Emprender SI, pero NO a cualquier precio, ya que aquí más que nunca, el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Un saludo,

Rayko Lorenzo

www.raykolorenzo.com

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