La arquitecta Mendoza-Arroyo pide que antes de reconstruir La Palma se evalúen los riesgos
La subdirectora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), Carmen Mendoza-Arroyo, ha asegurado que la reconstrucción de la isla de la Palma durará décadas, pero ha advertido que antes se tendría que hacer un plan de evaluación de riesgos y vulnerabilidades.
En un comunicado, la especialista en Arquitectura de Emergencia, que es doctora en Urbanismo y Ordenación del Territorio, ha avisado de que, para minimizar el impacto de futuras erupciones en la isla, es muy importante tener un plan de reconstrucción posdesastre “basado en la prevención, la mitigación y la preparación antes de un desastre”.
La subdirectora de UIC Barcelona School of Architecture y directora del Máster en Cooperación Internacional Arquitectura Sostenible de Emergencia ha afirmado que “la reconstrucción de la isla de La Palma puede conllevar décadas, por ello es muy importante construir resiliencia desde el primer momento, utilizando y reformando los activos existentes”.
Para comenzar, ha explicado, es importante asegurar el bienestar de la población afectada y que “sea reubicada en otro lugar de la isla, que sea seguro y urbanizable”.
Antes de volver a urbanizar la isla o impulsar un plan de desarrollo, Mendoza-Arroyo recomienda hacer “una evaluación de los riesgos y vulnerabilidades, tanto físicas como sociales y económicas, y responder adecuadamente”.
Para ello, y para garantizar un desarrollo urbanístico y arquitectónico más sostenible y garante ante futuras erupciones, ha sostenido que se deberá empezar con “un plan de resiliencia urbana y de reducción de riesgo para desastres (DRR Disater Risk Reduction), que diagnostique y establezca cuáles son las zonas de menor riesgo de erupción”.
La especialista ha insistido en la importancia de “mejorar la preparación de desastres hacia una respuesta efectiva”, lo que supone “preparar, revisar y actualizar periódicamente los planes, programas y políticas de contingencia para desastres, involucrando a las instituciones relevantes y considerando los escenarios de cambio climático y su impacto en desastres”.
Además, para Mendoza-Arroyo, también es fundamental la inversión destinada a “desarrollar, mantener y fortalecer la prevención y los sistemas de alerta centrados en la población como, por ejemplo, los mecanismos de comunicación de emergencia, mitigación del riesgo y tecnologías sociales”.
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