Fe ciega en una desconocida

La conocen muy poco, pero les gusta y tienen una fe ciega en ella. Después de treinta años, los españoles no se han preocupado de conocer a fondo la norma básica que les rige, pero están bastante satisfechos porque, sobre todo, les garantiza sus derechos y su libertad.

Apenas ha variado a lo largo de los años la opinión que los españoles tienen sobre la Constitución, tal y como reflejan los distintos sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que desde hace más de una veintena de años ha incluido en sus encuestas preguntas sobre la Carta Magna.

Cuando la norma fundamental del Estado cumplió su mayoría de edad, en 1995, el CIS quiso saber el grado de satisfacción de los españoles con su Constitución, que resultó ser “bastante” para un 55% de los consultados, aunque a uno de cada cinco ciudadanos le satisfacía “poco” o “nada”.

En las bodas de plata de la norma, en 2003, el CIS detectó menor entusiasmo ya que a una tercera parte apenas le satisfacía y, lógicamente, a sólo una minoría (al 4,7%) le convencía plenamente, si bien a casi la mitad le seguía gustando bastante.

¿Por qué? Porque, a juicio de la mayoría, esta norma básica, que el día 6 cumple 30 años, garantiza la libertad y porque se aprobó por acuerdo de casi todos. Dos de las opciones que ofrece como respuesta el CIS en sus encuestas y que eligen, si se suman, más del 50% de los españoles.

Y es que aunque seis de cada diez ciudadanos la conocen “por encima” o “muy poco”, según constató el CIS en 2006, a una buena parte de los españoles le ofrece bastante confianza, al entender que es un buen instrumento para resolver los problemas de los españoles.

No obstante, son pocos los que creen que la Constitución se respeta “mucho” -apenas un 3,2% en el último muestreo del CIS que se incluyó esta pregunta-, frente al incremento de los que opinan que se respeta “poco”, que han pasado de ser un 30,8% en las primeras encuestas al 43,8 en las últimas.

Funciona “bastante bien” la Carta Magna para casi la mitad de los españoles, que en un 80 por ciento considera la Constitución como algo “sagrado” y fundamental en política.

Si los sucesivos gobiernos hubieran hecho un esfuerzo mayor, los españoles -piensan los ciudadanos- hubieran conocido más esta norma aprobada en 1978 y en cuya redacción, según una mayoría aplastante, no prevalecieron los intereses de una determinada inclinación política, sino los de “todas y ninguna en particular”.

Todavía estiman los españoles que se puede mejorar en el conocimiento de la Constitución y, por ello, se muestran de acuerdo, en un porcentaje de en torno al 90%, en enseñarla en las escuelas y darla a conocer a través de la televisión.

De los últimos sondeos consultados, sólo en dos -en 1995 y en 2000- el CIS recabó la opinión de los ciudadanos sobre la necesidad o no de reformar la Carta Magna.

Mientras que en 1995 -veinte años después de la muerte de Franco- un 46 por ciento optaba por su reforma, un quinquenio después sólo un tercio (en concreto un 33,6%) apoyaba la modificación.

Una diferencia que, sin embargo, no es tan notoria a la hora de elegir los aspectos que deberían reformarse. En el 20 aniversario de la muerte de Franco un 12,3% se decantaba por endurecer las condenas y por restaurar la pena de muerte, mientras que en el 25 aniversario el porcentaje se elevaba al 14%, si bien en la encuesta se hacía especial mención a las condenas por terrorismo.

No ha dejado el CIS fuera una de las cuestiones más debatidas de la Constitución, el modelo autonómico, que, a juicio de un 11,5% de los españoles, habría que reformar en la Carta Magna, al igual que la Justicia para un 9,5%.

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