Censura al autogobierno
El dramaturgo Neil Simon pretendió escribir una obra que se burlase de las convenciones de las novelas de misterio y, para ello, ideó una trama inspirada en los grandes detectives Sam Spade, Hércules Poirot, Miss Marple, Charlie Chan y, sobre todo, en la novela Diez negritos de Agatha Christie. El fruto de ello fue la película de culto conocida en España con el título Un cadáver a los postres.
Y la muerte de una persona ha aparecido, con menos ingenio y con muy poco humor, en el Parlamento de Canarias al final del debate sobre la reprobación encubierta del Gobierno regional que pretendía hacer el diputado conservador Jorge Rodríguez, bajo el disfraz de una iniciativa por incumplimiento del Estatuto de Autonomía, cuando el portavoz socialista, Manuel Fajardo, puso el punto final a las intervenciones acusando a los diputados del PP de “ser capaces de utilizar la muerte de una persona para intentar sacar rédito político”.
Una frase que la portavoz conservadora, Australia Navarro, exigió no solamente que fuese retirada sino que Fajardo “nos pida perdón, porque es gravísimo lo que acaba de ocurrir”. Evidentemente, eso no sucedió porque el socialista optó por no volver a abrir la boca pese a que Navarro anunció que adoptará “todas las acciones pertinentes” para salvar el honor del Grupo Parlamentario.
El cadáver a los postres lo hizo desfilar Fajardo por los escaños del Parlamento para intentar justificar el miserabilismo del discurso de los conservadores a la hora de presentar una “interesada y falsa” visión de los últimos 30 años de la historia de Canarias, pues Rodríguez culpaba a los sucesivos gobiernos de CC y el PSC (omitiendo las responsabilidades de gobierno que ha tenido el PP durante 20 años) de “no corregir los problemas estructurales de Canarias ni llevar a cabo un modelo de desarrollo que garantice el bienestar de los canarios”.
“Es un intento de borrar de la memoria histórica de Canarias y de esconder y omitir de forma deliberada sus responsabilidades. Esta iniciativa es un autorretrato de ustedes”, dijo Fajardo.
En busca de la dimisión de Rivero
La intención del PP estaba clara con una iniciativa que cortocircuitó el 1 de marzo las negociaciones del Pacto por Canarias y que, como aseguró el presidente del Grupo Nacionalista (CC-PNC-CCN), José Miguel Ruano, “si la apoyáramos, el presidente Paulino Rivero no debería sonrojarse, debería dimitir”.
Una reprobación “punto por punto”, consejería por consejería. Una moción de censura no explicitada como tal desfila por cada una de las líneas de la iniciativa de los conservadores, concluyendo que el Ejecutivo regional “incumple el Estatuto de Autonomía vigente” por no garantizar el empleo de los canarios y el bienestar social de la ciudadanía.
“Si siguiéramos con esa tesis, podríamos decir que el Gobierno de Mariano Rajoy incumple la Constitución, porque vamos a llegar a seis millones de parados y no cumple con el artículo 158.2 sobre la creación de un Fondo de Compensación con la finalidad de corregir los desequilibrios regionales y hacer efectivo así el principio de solidaridad”, contestó Ruano al diputado conservador.
Aunque el portavoz de Nueva Canarias (NC) en el Grupo Mixto, Román Rodríguez, fue más allá en su diagnóstico: el PP no solo estaba censurando al Gobierno regional sino “reprobando a todo el autogobierno y la democracia”.
“Si de lo que se trata es cuestionar el modelo de autogobierno, estamos radicalmente en contra, porque los consideramos claramente insuficiente. Creemos necesario más autogobierno, porque conlleva más progreso, más democracia”, aseguró el líder de NC.
El portavoz del PP insistió en sus argumentos afirmando que “ustedes no gobiernan, tan solo ocupan el poder”, y ha recordado que “no se han gastado bien los 115.000 millones de euros” presupuestados en Canarias desde el año 1982.
“Cada vez es más evidente que en el peor momento posible, Canarias tiene el peor Gobierno posible, cuyas políticas son sinónimo de ineficacia, de paro y de retroceso”, insistía Rodríguez.
Evidentemente, el Pacto y NC presentaron sendas enmiendas para transformar la reprobación gubernamental en el germen de una reforma del Estatuto de Autonomía que blinde el REF e incremente las competencias.
El PP las rechazó.
Elemental.