El Algarrobo, la tasca que une Canarias y Málaga a través de sus platos

Javier Suárez

0

Para muchos de los clientes de Allende en la isla de Gran Canaria, Estéfano es su buque insignia en la sala. Acompañando a Jesús y Nawja desde muchos años atrás, él siente la casa como suya. Y eso llevó a que en estos momentos tan difíciles en el mundo de la hostelería y de la sociedad en general, los caminos de ambos se entrelazaran y decidan abrir de manera conjunta la Tasca El Algarrobo, un local donde, en palabras suyas, “tenemos la única pretensión de que la gente venga a comer rico y pasarlo bien”.

El Algarrobo ocupa el espacio que tenía la ya desaparecida Barra By Traddiction de Ángel Palacios, justo enfrente del primer Allende Restaurante que se abrió en la isla y que ahora se ha transformado en La Cecilia del Allende, al que pronto habrá que hacerle una visita.

Al entrar uno se encuentra con el sabor a tasca de toda la vida: piedra en las paredes, la carta escrita en pizarras y mucho vino. De antesala, quesos canarios que cortan a la vista del comensal y unas cazuelas de barro de las de toda la vida. Primer detalle de importancia, el pan, aquí de puño pequeño elaborado por Amaro (Ingenio) y que marca la diferencia. “Lo tenía claro, quería un buen pan ya que muchos de nuestros platos invitan a mojar; cuando logré que Amaro me preparara estos panes de puño en tamaño pequeño, ya me quedé tranquilo” cuenta un Estéfano al que el brillo de los ojos le traspasa la mascarilla. A su lado, surtido de quesos perfectamente cortados y un poquito de almogrote, la fiesta empieza bien.

Pude compartir mesa con Najwa y Jesús. “Este es el negocio de Estéfano; nos hemos asociado para ayudar a sacarlo adelante, pero la idea y recorrido está en sus manos”, dice Najwa. Por su parte, Jesús se muestra feliz por haber podido traer platos de esas tascas de su Málaga natal como es la rosada frita, pescado blanco que traen directamente de allí “y que frito es una manera perfecta para hacer que los niños se introduzcan en el mundo del pescado”: A su vez confiesa que tuvo que hacer la concesión de poner los solomillitos al whisky.  “Es un plato muy típico de Sevilla, que como malagueño no me representa tanto (risas) pero que nos sirve para poder ofrecer al comensal una manera diferente de comer esas vueltas de ternera o cerdo tan canarias pero que no fueran con ajo y perejil”.

Y a ello que nos pusimos en la semana que un restaurante de Málaga había ganado en San Sebastián Gastronómica el premio a la mejor ensaladilla de España (tercera vez consecutiva que un restaurante malagueño lo gana). No pude reprimirme empezar con la ensaladilla rusa malagueña de Jesús, que directamente entra en mi top 3 de la isla gracias a la perfección del corte de sus papas, la calidad de sus ingredientes, el toque de mayonesa casera y el coronado con ventresca de bonito, como mandan los cánones.

 A continuación unas papas bravas de película. “No encontrarás unas mejores en la isla”, se anticipaba a decirme Estéfano aún a riesgo de elevar las expectativas ,pero tengo que reconocer que el resultado le dio la razón.

 Los caracoles a lo canario, impecables con esa salsa que demostraba lo importante de un buen pan y cuchara para no dejar nada en el plato; a lo que siguieron unos tomates aliñados (mezcla de azul, rosado y también de La Aldea) que hicieron repetir pan en mesa para no dejar nada en el plato. Emocionante volver a encontrar unos mejillones tigres como los de antes, elaborados a conciencia y a mano mezclando el molusco con un buen langostino, empanarlos a mano y freírlos en el momento, adictivos.

Entrando en temporada de fresquito quise probar el guiso del día que aparece en la carta y hoy eran unas fabes, que además había cocinado el propio Jesús y que devolvían el pan a la mano del comensal para mojar y no dejar nada en el plato.

Divertida la rosada frita, un pescado “para aquellos que no les gusta el sabor a pescado” al que una salsa alioli casera convertía en golosina y sorprendente por lo preciso de la cocción y elaboración los solomillitos al whisky, donde la carne queda jugosa y tierna, alejada del exceso de aceite y sequedad que se queda normalmente en las vueltas locales.

Llevan muy poco tiempo abierto y la carta tiene platos que afinar como son los chicharrones con gofio y me generan dudas las albóndigas de cabrito, que si bien de sabor estaban impecables y me congratula el uso del cabrito, no me convence nada esa costumbre que se ha extendido de pasar la albóndiga por la plancha para sellarla por fuera en el último momento.

El apartado de postres está siendo trabajado en esta casa. Hoy tuve que probar “otra de las mejores tartas de queso” que tomarás en la isla (risas), a la que tengo que reconocer que sí estaba buena y, sobre todo, que sabía a queso. No quise probar los profiteroles (me aburren) y el helado Kalise flambeado no pude hacerlo porque fallos de distribución los había dejado sin él. Hablando con Jesús le pregunté por un postre tradicional de Málaga y me dijo que el bienmesabe, por lo que les reté e invité a que se atrevieran a cocinar un flan con bienmesabe o incluso natillas de toda la vida. Recogiendo el guante, seguro que pronto se sumarán a la carta y tendré una excusa más para seguir visitando

El Algarrobo, otra nueva propuesta de la capital grancanaria que no hace más que elevar la calidad y variedad gastronómica de la que sin duda se ha convertido por méritos propios en la gran capital gastronómica de Canarias. El trabajo en la sala de Estéfano, en la sombra de Jesús y en los fogones del jefe de cocina en la casa, Brandon, no tiene más destino que el éxito garantizado por esfuerzo, cariño, profesionalidad y talento.

Si les apetece pueden seguirnos en Instagram, Twitter y Facebook bajo los nicks de @porfogones y @javiers_gastro

 

Etiquetas
stats