Carrera larga y accidentada en el primer encierro de los Sanfermines
Una carrera larga y accidentada, provocada por la ruptura de la manada desde los primeros tramos, ha caracterizado el primero de los encierros de los Sanfermines de 2008, corrido por toros de la ganadería extremeña del Conde de la Corte.
La carrera, de 4 minutos y 20 segundos de duración, ha estado precedida en el momento de los tradicionales cánticos para pedir la protección de San Fermín por un recuerdo especial al montañero pamplonés Iñaki Ochoa de Olza, corredor habitual del primer tramo del encierro, en la cuesta de Santo Domingo, y fallecido hace dos meses en el Himalaya.
A las 8:00 horas en punto la mañana ha salido de los corrales de Santo Domingo encabezada por los cabestros, seguida por cuatro toros y con sus dos hermanos algo más rezagados, y así han llegado hasta el encuentro con los mozos, que ha resultado limpio.
Ya a mitad de la cuesta uno de los del Conde de la Corte, ganadería que hace 9 años que no visitaba Pamplona, se ha adelantado por la izquierda y ha tomado el mando de la manada, seguido a buena velocidad por el grupo, que poco a poco se ha ido estirando en una carrera que en este tramo ha provocado numerosas caídas.
La plaza del Ayuntamiento, con uno de los toros algo rezagado al haberse caído poco antes, ha sido atravesada sin más novedades, al igual que el tramo de Mercaderes, donde se han registrado nuevamente trompicones de los mozos y por donde se ha estirado el grupo hasta llegar a la curva de la Estafeta, que han superado sin que los toros cayeran al suelo.
El primer tramo de la Estafeta lo ha abierto un grupo de cuatro astados, seguido por otro acompañado por dos mansos, y con la manada cerrada por el sexto, que ya ha corrido todo el encierro suelto.
Los huecos que se han abierto entre los animales, la no muy concurrida asistencia en el primer encierro de 2008 y la no excesiva velocidad de los animales ha permitido que los corredores pudieran disfrutar ante las astas en la larga calle de la Estafeta.
Al final de este tramo y en el de Telefónica han llegado los momentos más tensos del encierro, ya que uno de los toros, totalmente despistado, se ha vuelto en numerosas ocasiones mirando a los mozos, aunque gracias a la pericia de estos y a la de los pastores se ha conseguido que retomara el camino de sus hermanos, ya en la plaza.
Con más de un minuto de retraso respecto al resto de la manada, el último toro ha pisado finalmente el coso, donde todavía estaba el penúltimo astado intentando ser conducido a los chiqueros.
El encierro se ha alargado aún más por la caída del astado rezagado, que se ha mantenido más de medio minuto en la arena hasta que los dobladores han conseguido a punta de capote levantarle y conducirlo a los corrales.