Cases no olvida a las víctimas de Barajas, la inmigración y la crisis
El siniestro de Spanair en Barajas de agosto volvió a ser recordado este lunes en Gran Canaria con motivo del Día Grande de las Fiestas de la Virgen del Pino, Patrona de la isla, en cuya misa el obispo, Francisco Cases, pidió por sus víctimas, por los inmigrantes muertos y quienes sufren la crisis.
El obispo, que presidió la Solemne Eucaristía en Honor a la Virgen del Pino en su Basílica de Teror, animó en su homilía a los isleños a felicitarla con alegría en “su cumpleaños”, pero matizando que ello debía hacerse sin en este encuentro de grancanarios de todos los rincones “heridas que no podemos cerrar”, como las muertes de quienes fallecieron en el avión accidentado rumbo a la isla.
“La muerte de tantos hermanos que nos arrancó un accidente absurdo de Barajas”, resumió, sentido, el obispo de la Diócesis de Canarias, de la que también es Patrona la Virgen del Pino.
Entre las “heridas” aludidas, Francisco Cases se refirió también a la tragedia de la inmigración irregular, que sólo unos días atrás se cobró otra quincena de muertes en el Archipiélago, catorce ocupantes de un cayuco que llegaron fallecidos a Gran Canaria y otro que murió en La Gomera tras desembarcar de otro.
Una drama al que aludió lamentando “la muerte de tantos hermanos nuestros que, intentando llegar a nuestras costas, se dejan la vida en el camino”.
De todo ello habló sin olvidar tampoco en sus palabras la a quienes tienen la obligación de enfrentarse a “una vida muy difícil para muchos por la crisis”.
“No podemos olvidarnos de esos problemas angustiosos”, sentenció el obispo, que insistió en que las enumeradas dijo son circunstancias que no se deben obviar, incluso siendo el día de celebración de la Fiestas de la Virgen del Pino.
“Ni podemos, ni lo quiere ella”, apostilló Cases, que concluyó invitando a celebrar la fiesta exponiendo los problemas a la Virgen y buscando en ella el consuelo necesario.
El obispo expuso su homilía ante miles de fieles que, en una Basílica abarrotada, los menos, y en sus aledaños, muchos más, siguieron sus palabras y la posterior procesión tradicional de la imagen de la Virgen del Pino.
Unos actos que congregaron a numerosas autoridades del Archipiélago, tanto civiles como militares, entre las cuales estuvo, como representante del Rey en la fiesta, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero.
Tampoco faltaron a la cita la delegada del Gobierno en Canarias, Carolina Darias; el presidente del Parlamento regional, Antonio Castro; el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Pérez; el vicepresidente del Gobierno Autónomo, José Manuel Soria; y representantes de todos los ayuntamientos de la isla.
Unos y otros formaron parte de una fiesta que este año, por coincidir con un largo fin de semana, ha batido un récord de participación, al congregar a más de 80.000 personas en Teror sólo este domingo, con motivo de la Romería-Ofrenda a la Virgen, y a casi 300.000 a lo largo de los dos días centrales de las celebraciones, según aseguraron fuentes del Ayuntamiento.
Paulino Rivero peregrinó hasta Teror
Acabados ya los actos protocolarios y ante los medios de comunicación, algunas autoridades comentaron otra novedad de la edición de este año, la de que el presidente del Gobierno subiera caminando como un peregrino desde Las Palmas de Gran Canaria hasta Teror este domingo, aunque sin quedarse luego a la ofrenda, como muchos esperaban.
Algo que el propio Paulino Rivero, al ser preguntado, consideró normal, después de haber peregrinado ese mismo día en otra fiesta popular en Tenerife, y que el presidente del Cabildo de Gran Canaria cuestionó por haberlo hecho anunciando previamente su iniciativa.
“Peregrinar a Teror siempre fue un acto íntimo, un acto de encuentro con uno mismo, huyendo de protagonismos, huyendo de todo tipo de espectáculos, es un encuentro hacia lo profundo”, declaró José Miguel Pérez.
“La tradición dice que tiene que ser anónimo”, insistió el presidente insular, que declaró además que, “afortunadamente, el principal protagonista es el pueblo, la gente anónima que viene caminando a Teror sin mayor pretensión que la de llegar aquí para hacer un encuentro con uno mismo”.
