Detenido por malos tratos a su pareja en Lanzarote tras la alerta de los vecinos

Los agentes acudieron sobre la una de la madrugada a un complejo residencial de Playa Blanca y detuvieron a un hombre de unos treinta años y natural de Pontevedra por supuestas agresiones a su pareja en presencia de dos menores. Según declaró la supuesta víctima, el hombre, además, se había intentado ahorcar delante de los niños y reiteró que no era la primera vez que sufría agresiones.

Personal sanitario del Servicio Canario de Salud acudió a las dependencias policiales para prestar atención al detenido debido a su supuesto intento de suicidio, pero se negó a ser asistido. Los agentes instruyeron las diligencias oportunas y pusieron al supuesto agresor a disposición judicial.

Cárcel preventiva

Un hombre de 58 años que cumplía prisión preventiva por el asesinato de su mujer y de su hija embarazada en Osuna (Sevilla) se suicidó el pasado sábado en su celda de la prisión provincial sevillana, informaron este lunes fuentes de la dirección del centro. El presunto homicida, F.L.M., aprovechó que su compañero de celda había salido para ahorcarse con un cinturón, añadieron las fuentes.

El 27 de agosto de 2006, el hombre presuntamente mató a su esposa, C.S.E., de 54 años, y a su hija, C.L.S., de 34, que estaba embarazada de cuatro meses, y luego se disparó a sí mismo en la cara con intención de acabar con su vida con la misma escopeta con la que atentó contra sus familiares. El hombre permaneció hospitalizado quince días y luego fue trasladado a la cárcel provincial mientras se instruía el caso para su enjuiciamiento ante un jurado.

Tras disparar contra su familia, F.L.M. intentó suicidarse con un disparo de la misma arma, que le produjo la pérdida del ojo izquierdo y “graves lesiones faciales”, informaron entonces fuentes del hospital Virgen del Rocío. El presunto homicida cumplía prisión preventiva incondicional por cinco delitos: dos de asesinato, uno de tenencia ilícita de armas, otro de daños al feto y un quinto de quebrantamiento de la orden de alejamiento.

El doble crimen ocurrió en Osuna, cuando F.L.M. rompió la orden de alejamiento que pesaba sobre él desde quince días antes y se personó en el domicilio de una de sus hijas, en la calle Manzanillo. Tras el crimen, llamó a dos de sus hijos y les dijo: “ahí tenéis vuestra herencia”, a la vez que les amenazaba con matarles también, dijeron entonces los jóvenes a los periodistas.

F.L.M., albañil de profesión, sufría problemas de alcoholismo y mantenía una conflictiva relación familiar.

Condena en Valencia

Por otro lado, la Audiencia de Valencia condenó a 64 años de prisión a Ismael Pablo R.G. por el asesinato de su ex compañera sentimental Jenny Lara y dos de los hijos de ambos al incendiar su vivienda en Alzira (Valencia) el 30 de abril de 2004.

Según la sentencia hecha pública este lunes por la Sección Primera de la Audiencia Provincial, el acusado esperó a que las víctimas estuvieran durmiendo para verter gasolina por debajo de la puerta de entrada y prenderle fuego, consciente de que con ello “bloqueaba la única vía de escape”. Aunque no hay ningún testigo directo de los hechos, el Tribunal considera que existen numerosas pruebas “indiciarias” para condenar a Ismael Pablo, que desde diciembre de 2003 tenía prohibido acercarse a Jenny Lara por sentencia judicial.

Sobre las 22 horas del 29 de abril de 2004, el procesado acompañó al hijo mayor de ambos, que se encontraba bajo su custodia, a visitar a su madre, quien residía en la calle de Juan XXIII de la citada población, relata el fallo. Al concluir la visita, el menor comentó a su padre que había “una persona que no conocía” en la casa -un amigo de Jenny-, y entonces éste llamó al telefonillo y comenzó a increparla, hasta el punto que la mujer tuvo que llamar al teléfono de emergencias.

A las 4.00 horas del día siguiente, Ismael Pablo regresó al domicilio con “una bolsa de gasolina” y accedió al edificio con las llaves que tenía su hijo. Una vez dentro, se situó en la puerta de entrada a la vivienda, ubicada en el cuarto piso, arrojó la gasolina por debajo y prendió fuego, lo que provocó un “rápido incendio” en el interior que se propagó por el deslizamiento del combustible hacia la habitación donde dormían Jenny y sus dos hijos.

El amigo de la mujer, que dormía en la sala de estar y que logró ser rescatado por los bomberos, intentó socorrerles tratando de desplazar “un gran sillón que se encontraba en la puerta de la habitación”, pero finalmente los tres fallecieron calcinados.

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