La ESO eligió Chile ''por inercia''
Las claves de la decisión de la European Southern Observatory (ESO, en sus siglas en inglés) para elegir Armazones, en Chile, como la ubicación del Supertelescopio europeo, hay que buscarlas “en la propia naturaleza de este organismo”. Así lo ha afirmado el responsable de comunicación de la ESO en España, José Miguel Mass, quien afirma que, “la ESO tiene muchísima inercia, todos los países de la ESO tienen instalados observatorios en Chile desde hace casi cuarenta años y es su sitio natural de funcionamiento”.
La posibilidad de haber elegido La Palma sólo se hubiera dado “si hubiera habido alguna cuestión transcendente que hiciera que La Palma fuera inmensamente mejor que el sitio donde ya están y éste no es el caso”, precisó José Miguel Mass, quien recuerda que “astronómicamente Chile, La Palma y Hawai son los tres mejores sitios del mundo pero Chile es muy bueno. Ellos no han encontrado ningún motivo suficiente para cambiar su modo de operación”.
Para José Miguel Mass, el problema ha sido que las diferencia técnicas entre Chile y La Palma “no han sido tan grandes, el problema es que las condiciones que puede ofertar La Palma, en el mejor de los casos, son equivalentes a lo que existe en Chile. Algunos parámetros puede haber ventajas en un sitio o en el otro pero, tal y como apunta la ESO en el comunicado, después de hacer balance de todos los parámetros, La Palma no es mucho mejor que Chile y, no siendo mejor, el razonamiento que hacen los delegados de la ESO es ¿para qué nos vamos a ir a La Palma, nos quedamos en Chile que allí tenemos nuestra infraestructura, nuestros científicos, nuestros observatorios, es así de simple”.
¿Por qué entonces se barajó la posibilidad de La Palma? La respuesta está en la entrada de España en la ESO en el año 2006. El propio Mass explica que “España ha pasado a ser miembro de la única organización internacional y europea de la que no hemos sido miembros hasta hace muy poco tiempo”. Esto permitió a España proponer la ubicación de La Palma “cuando surgió la posibilidad de construir el European Extra Large Telescope (E-ELT)” para aprovechar las condiciones y los observatorios que ya existen en la isla y “abrir una ventana al hemisferio norte de la cual ESO, hasta ahora, carece”.
Históricamente los países europeos cuentan ya con telescopios instalados en el hemisferio norte (Francia en Hawai, Inglaterra en La Palma, Italia en La Palma, Alemania en Canal Alto, Almería) pero estos son “observatorios nacionales que controlaba cada país”. Surgió entonces la posibilidad de unirse en una única organización para tener acceso al hemisferio sur “y para eso se pusieron todos los países de acuerdo y decidieron irse al mejor emplazamiento que encontraron en el hemisferio sur que fue Chile”. Esta es la cuestión histórica pero también “uno de los motivos que más ha pesado para que el E-ELT se vaya allí”.
Hoy en día, los observatorios nacionales han perdido peso, según afirma José Miguel Mass, “la astronomía es una labor compleja y es mejor hacerla de manera coordinada”. Esto ha llevado a que la ESO no tenga acceso como organismo a los telescopios del hemisferio norte y “es algo que en el futuro se discutirá”.
Sin embargo, y a pesar del poco tiempo que España cuenta como miembro de la ESO, “el hecho de que se haya estudiado la ubicación de La Palma indica que España ha entrado con mucho ímpetu”.
La posibilidad de que el Observatorio del Roque de Los Muchachos se convierta, en un futuro, en observatorio ESO, de momento no se contempla pero “que lleguemos a algún tipo de acuerdo, probablemente, yo creo que se hará”.
En este sentido, la entrada de España en la ESO supuso un desembolso económico para hacer frente a la cuota correspondiente como socio. Un importe que se abonó “la mitad en efectivo pero una parte importante de esa cuota se pagó en tiempo de observación con el GTC (Gran Telescopio de Canarias) y eso muestra el interés que tiene ESO como organización para tener acceso a los observatorios del hemisferio norte”. En la actualidad, los astrofísicos de la ESO cuentan con 122 noches de observación reservadas en el Grantecan donde ya se están llevando a cabo programas de observación.
La decisión de ubicar el Supertelescopio europeo en Chile supone también renunciar a los 300 millones de euros de la candidatura española. A día de hoy, no se cuenta con la financiación suficiente para afrontar la construcción del telescopio, sin embargo, el trabajo de la ESO se centrará “en este aspecto durante los próximos meses” y no se descarta la posibilidad de que se retrase cuando está previsto iniciar su construcción a principios de 2011.
En cuanto a la imagen que ha dado España durante los últimos meses, José Miguel Mass apunta que “yo creo que la imagen que ha dado España no ha sido muy buena pero, creo que eso ha sido completamente irrelevante para tomar la decisión”. Problemas que tienen lugar “con todos los países europeos, no siempre la clase política se muestra todo lo elegante que debiera” pero añade “sinceramente no creo que eso haya jugando un papel importante, lo que importa es la decisión de Comité de expertos y dice que, a igualdad de condiciones, el lugar de referencia debería ser Chile para aprovechar la sinergia con los telescopios que allí ya existen. El resto” concluye Mass, “es ruido mediático que a los delgados del Consejo, realmente, no creo que les influya”.