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''Europa tiene que abrirse a la fraternidad''

El Papa Benedicto XVI ha destacado, en la homilía pronunciada en la celebración de la eucaristía en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, que “la Europa de la ciencia y de las tecnologías, la Europa de la civilización y de la cultura, tiene que ser a la vez la Europa abierta a la trascendencia y a la fraternidad con otros continentes, al dios vivo y verdadero desde el hombre vivo y verdadero”.

“Esto es lo que la Iglesia desea aportar a Europa: velar por Dios y velar por el hombre, desde la comprensión que de ambos se nos ofrece en Jesucristo”, ha afirmado Santo Padre.

En este sentido, ha subrayado que es necesario que “Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa; que esa palabra santa no se pronuncie jamás en vano; que no se pervierta haciéndola servir a fines que le son impropios”. “Es menester que se profiera santamente. Es necesario que la percibamos así en la vida de cada día, en el silencio del trabajo, en el amor fraterno y en las dificultades que los años traen consigo”, ha afirmado.

Por todo ello, ha manifestado que “Europa ha de abrirse a dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones: además de la bíblica, fundamental en este orden, también las de época clásica, medieval y moderna, de las que nacieron las grandes creaciones filosóficas y literarias, culturales y sociales de Europa”, ha sentenciado.

Además, el Pontífice ha pedido a los jóvenes que renuncien “a un modo de pensar egoísta, de cortos alcances” y asuman el de Jesús para poder realizarse “y ser semilla de esperanza”.

“Para los discípulos que quieren seguir e imitar a Cristo, el servir a los hermanos ya no es una mera opción, sino parte esencial de su ser. Un servicio que no se mide por los criterios mundanos de lo inmediato, lo material y vistoso, sino porque hace presente el amor de Dios a todos los hombres y en todas sus dimensiones, y da testimonio de él, incluso con los gestos más sencillos”, ha afirmado el Santo Padre.

“Al proponer este nuevo modo de relacionarse en la comunidad, basado en la lógica del amor y del servicio, Jesús se dirige también a los jefes de los pueblos, porque donde no hay entrega por los demás surgen formas de prepotencia y explotación que no dejan espacio para una auténtica promoción humana integral”, ha alertado.

En la homilía, Bendicto XVI ha proclamado “la gloria del hombre” y ha advertido “de las amenazas a su dignidad por el expolio de sus valores y riqueza originarios, por la marginación o la muerte infringidas a los más débiles y pobres”. “No se puede dar culto a Dios sin velar por el hombre su hijo y no se sirve al hombre sin preguntarse por quién es su padre y responderle a la pregunta por él”, ha aseverado.

Peregrino entre los peregrinos

El Sumo Pontífice, que comenzó sus palabras en gallego, dio “gracias a Dios” por estar en “esta espléndida plaza llena de arte, cultura y significado espiritual”. “En este Año Santo, llego como peregrino entre los peregrinos, acompañando a tantos como vienen hasta aquí sedientos de la fe en Cristo resucitado. Fe anunciada y transmitida fielmente por los apóstoles, como Santiago el Mayor, a quien se venera en Compostela desde tiempo inmemorial”, ha manifestado.

Además, ha agradecido las “gentiles palabras” de bienvenida del arzobispo de Santiago y la “amable presencia” de Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, así como de los señores cardenales y de los numerosos hermanos en el Episcopado y el Sacerdocio. “Vaya también mi saludo cordial a los parlamentarios europeos, miembros del intergrupo Camino de Santiago, así como a las distinguidas autoridades nacionales, autonómicas y locales que han querido estar presentes en esta celebración”, ha añadido.

“Todo ello es signo de deferencia para con el sucesor de Pedro y también del sentimiento entrañable que Santiago de Compostela despierta en Galicia y en los demás pueblos de España, que reconoce al apóstol como su patrón y protector. Un caluroso saludo igualmente a las personas consagradas, seminaristas y fieles que participan en esta Eucaristía y, con una emoción particular, a los peregrinos, forjadores del genuino espíritu jacobeo, sin el cual poco o nada se entendería de lo que aquí tiene lugar”, ha agregado el pontífice.

Punto de partida

En el transcurso de la homilía, el Papa ha manifestado que en el punto de partida de todo lo que el Cristianismo ha sido y sigue siendo “no se halla una gesta o un proyecto humano, sino Dios”, que, ha añadido, “hará justicia a todos los injustamente humillados de la historia”.

Benedicto XVI, que ha manifestado durante la eucaristía que ha acudido a Santiago “como un peregrino más”, ha dicho que “toca hoy seguir el ejemplo de los apóstoles, conociendo al señor cada día más y dando un testimonio claro y valiente de su Evangelio”.

“No hay mayor tesoro que podamos ofrecer a nuestros contemporáneos. Así, imitaremos también a san Pablo que, en medio de tantas tribulaciones, naufragios y soledades, proclamaba exultante: Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros”, ha citado.

Año Santo

Sobre la peregrinación y la conmemoración del Año Santo, el Papa ha comentado que “el cansancio del andar, la variedad de paisajes, el encuentro con personas de otra nacionalidad” abre a los caminantes “a lo más profundo y común que une a los humanos: seres en búsqueda, necesitados de verdad y de belleza, de una experiencia de gracia, de caridad y de paz, de perdón y de redención”.

De este modo, ha considerado que “quien peregrina a Santiago, en el fondo, lo hace para encontrarse sobre todo con dios que, reflejado en la majestad de Cristo, lo acoge y bendice al llegar al Pórtico de la Gloria”. “Desde aquí, como mensajero del Evangelio que Pedro y Santiago rubricaron con su sangre, deseo volver la mirada a la Europa que peregrinó a Compostela”, ha aseverado.

“¿Cuáles son sus grandes necesidades, temores y esperanzas? ¿Cuál es la aportación específica y fundamental de la Iglesia a esa Europa, que ha recorrido en el último medio siglo un camino hacia nuevas configuraciones y proyectos? Su aportación se centra en una realidad tan sencilla y decisiva como ésta: que Dios existe y que es él quien nos ha dado la vida. Solo él es absoluto, amor fiel e indeclinable, meta infinita que se trasluce detrás de todos los bienes, verdades y bellezas admirables de este mundo; admirables pero insuficientes para el corazón del hombre. Bien comprendió esto santa Teresa de Jesús cuando escribió: Sólo Dios basta”, ha ensalzado.

Por ello, ha afirmado que “es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad”. “Con esto se quería ensombrecer la verdadera fe bíblica en dios, que envió al mundo a su hijo Jesucristo, a fin de que nadie perezca, sino que todos tengan vida eterna”, ha subrayado.

“Que Santiago, el amigo del señor, alcance abundantes bendiciones para Galicia, para los demás pueblos de España, de Europa y de tantos otros lugares allende los mares, donde el Apóstol es signo de identidad cristiana y promotor del anuncio de Cristo”, ha concluido el pontífice en gallego.

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