Expertos piden potenciar el trasplante renal de donante vivo, que asciende al 11% del total de intervenciones en España

El tiempo medio de espera para un trasplante de riñón en España es de entre 20 y 22 meses, y los pacientes jóvenes son los que más esperan

MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

Expertos en Nefrología y Cardiología han pedido que se potencie el trasplante de riñón de donante vivo para pacientes con Insuficiencia Renal Crónica (IRC), una práctica “al alza” que ya roza el 11 por ciento del total de intervenciones renales de este tipo que se llevan a cabo en España.

Esta alternativa será “especialmente necesaria” para los jóvenes, los niños y las personas diabéticas, que generalmente tardan más tiempo del habitual en recibir un órgano compatible para ser trasplantado.

Así lo han puesto de manifiesto los especialista reunidos, este jueves, en la presentación del Día Mundial del Riñón que, con el lema, 'Protege tus riñones, cuida tu corazón', quiere trasmitir a la población y a las autoridades sanitarias la necesidad de fomentar la detección precoz en los pacientes con insuficiencia renal, prestando atención a las complicaciones cardiovasculares que se asocian.

“El año pasado se cerró con 240 trasplantes de vivo, que suponen casi un 11 por ciento del total de intervenciones renales de este tipo, una cifra que empieza a acercarse a la de los países con mayor tradición en la donación en vida, aunque todavía podemos crecer bastante más en esta línea”, ha asegurado el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz.

En este sentido, ha apuntado que, en la actualidad, entre el 15 y el 20 por ciento de los pacientes en diálisis se encuentran en lista de espera, durante un periodo que se prolonga entre 20 y 22 meses de media. “Los que tienen más complicaciones son las personas jóvenes que, en su caso, pueden estar años esperándolo”, añade el experto.

“Para ellos, el trasplante de donante vivo se convierte en la única solución posible para reducir ese tiempo de espera”, subraya Matesanz, que señala que, a pesar del repunte experimentado en España, el país sigue situándose por debajo de la media de la Unión Europea (18 por ciento), y de países muy avanzados en esta práctica, como Australia (40 por ciento).

A tenor de estos datos, y con motivo de la celebración del Día del Riñón, la ONT sigue insistiendo en la necesidad de la donación, como “única alternativa terapéutica ante la insuficiencia renal”. Así, el año pasado se realizaron un total de 2.225 trasplantes de riñón en España, lo que supone un “ligero descenso” respecto a 2009, año en que se llevaron a cabo 2.328 intervenciones.

LIGERO DESCENSO DEL NÚMERO DE TRASPLANTES

“Este descenso del número de donantes de un 4 por ciento, frente al 6 por ciento, significa que se están utilizando mejor los órganos disponibles, lo que es un dato muy positivo”, señala el experto, que recalca que los tres últimos años han sido de “máxima actividad trasplantadora”.

Por su parte, el secretario general de la Sociedad Española de Cardiología, Julián Pérez-Villacastín, ha alertado, durante su intervención, sobre los riesgos que conlleva la conexión cardio-renal, que se sitúa como “causa primordial” de fallecimiento de los pacientes en Tratamiento Sustitivo Renal (TSR), bien sea en diálisis o trasplantados.

Según ha explicado, esta conexión es “muy frecuente” en un tercio de los pacientes que sufren insuficiencia cardíaca crónica, que padecen cierto grado de insuficiencia renal.

ES TRASPLANTE ES EL FRACASO DE LA PREVENCIÓN

Ante esta realidad, los expertos han insistido en la necesidad de que los facultativos sean capaces de reconocer y diagnosticar la enfermedad precozmente para hacer una correcta prevención de la misma y no tener que llegar al trasplante. “Es trasplante es el fracaso del nefrólogo en la prevención”, han añadido.

Para la presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN), María Jesús Rollán, es fundamental que es este día se plantee la necesidad un abordaje multidisciplinar para conseguir una detección eficaz de hábitos y actitudes inadecuadas, con el objetivo de retrasar la necesidad de los pacientes de someterse a TSR y reducir los índices de morbimortalidad.

“Esto supondría un ahorro para el Sistema Nacional de Salud (SNS), ya que lograr atrasar sólo un año la entrada de un paciente en diálisis puede suponer un ahorro de entre 20.000 y 30.000 euros”, puntualiza.

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