Los inmigrantes muertos en la travesía hacia Canarias podrán ser identificados

Los inmigrantes que han muerto de camino a Canarias tienen una oportunidad de no caer en el olvido, pues las autoridades y el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas conservan muestras de su ADN para que puedan ser identificados si algún día son reclamados por su familia.

Estos inmigrantes emprendieron un viaje arriesgado y murieron por la dureza de la travesía, que les hizo sufrir hipotermia y deshidratación hasta fallecer en alta mar o a su llegada a las Islas, así como en naufragios ocurridos incluso cerca de la costa.

El riesgo del viaje es tan alto que la población de Barbados se vio sorprendida por la llegada de una patera con más de una decena de cuerpos momificados, pues si la embarcación yerra su ruta y entra en la corriente que llevó a Colón hasta América, nunca podrá parar en Canarias.

Salvo que estos inmigrantes viajen con algún familiar que los identifique, en su mayoría son soñadores anónimos que han tenido que ser enterrados bajo una placa que apenas reza la palabra “inmigrante” con un número y la fecha, y sus tumbas nunca son visitadas porque sus allegados no saben que han muerto.

Sus padres y hermanos suelen creer que han logrado llegar a España, que se han trasladado a otro país o se encuentran en un centro de internamiento, aunque siempre existe el temor de que hayan podido fallecer.

Para dejar abierta la puerta a su identificación y evitar futuras exhumaciones, el laboratorio genético de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria encabezado por José Pestano decidió hace tres años guardar tejidos que contienen la llave de su identidad si hay otra muestra de ADN con la que cotejarlos.

Su acción se suma a la de las Fuerzas de Seguridad del Estado, cuyos protocolos, explicaron fuentes de la Guardia Civil, establecen que hay que conservar material genético y huellas dactilares de las personas enterradas sin identificar, cuyos datos se encuentran en una base de datos informatizada.

Pestano detalló que aunque también se conservan fotografías, los inmigrantes no siempre son reconocibles, así que si el estado del cadáver lo permite se toma una muestra de sangre y, si no, de la base de la uña, que contiene ADN de gran calidad porque la actividad de sus células prosigue tras el óbito.

De momento ningún inmigrante ha sido reclamado, pero llegado el caso se extraerá el ADN de los tejidos y se comparará con el del reclamante, lo que se puede hacer en 24 horas, aunque es probable que próximamente se extraiga todo el material genético conservado en Las Palmas, perteneciente a 48 cuerpos, y se cree una base de datos similar a la policial.

El especialista agregó que estas pruebas no dejan lugar a dudas en la identificación y no entrañan gran dificultad, pues consiste en introducir el tejido en líquidos que provocan su disgregación y la rotura de las células, en cuyo núcleo se encuentra el ADN.

A través de una reacción en cadena de la polimerasa (PCR), una pequeña porción de ADN se amplifica miles de veces hasta obtener un patrón inequívoco que puede ser comparado con otra secuencia genética, normalmente obtenida de la saliva del familiar.

Si el núcleo de la célula, donde hay información del padre y la madre del individuo, se encuentra en mal estado, también se puede obtener el ADN de la mitocondria, que es de herencia exclusivamente materna, así que se debe comparar con el de parientes maternos.

En el caso de varones (como sucede en las violaciones, en las que el agresor deja sus cromosomas en la víctima), al tener uno distinto al de las mujeres (xy), se puede usar para identificar el linaje, ya que se hereda como el primer apellido y los varones de la misma familia tienen esta misma información genética.

Por todo ello, si se logra cotejar las muestras guardadas con el ADN de algún pariente, José Pestano aseguró que su identidad tendrá total garantía, lo que permitirá dar nombre y apellidos a estos inmigrantes y sacarlos del anonimato.

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