Desmontando (otra vez) la falsa piedra Rosetta canaria: “Fue un producto de marketing político”

Piedra Zanata.

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

La piedra Zanata fue “un producto de marketing político” en “los años 90” y “es falsa, no es líbico-bereber”. Así de contundente se muestra Irma Mora Aguiar, directora de la Cátedra de Estudios Bereberes en la Universidad de La Laguna (ULL) después de que la nueva directora de Institutos de Estudios Canarios (adscrita al Centro Superior de Investigaciones Científicas), Maravillas Aguiar, reabriera el debate en una entrevista en Diario de Avisos en torno a la que fue bautizada como piedra Rosetta canaria: “Puede ser el eslabón perdido de nuestra procedencia bereber”, afirmó.

La piedra Zanata, que ocupa con una sala entera en el Museo de Naturaleza y Arqueología de Santa Cruz de Tenerife, fue hallada al principio de los años 90, aunque hoy en día no está claro como, por lo que no tiene contexto arqueológico. La piedra cuenta con un grabado de tres signos alfabéticos: una z y una n ligadas, más una t con forma de asterisco. Como las vocales no se suelen representar en la escritura líbico-bereber, el entonces cantedrático de la ULL, Rafael Muñoz, propuso que tales consonantes reflejaban la palabra Zanata, nombre arabizado con el que el historiador Abenjaldún designó a unas tribus norteafricanas en el siglo XIV.

Sin embargo, esta hipótesis fue desmentida por epigrafistas. Primero, porque la letra con valor fonológico z es reciente en los alfabetos líbico-bereberes y las inscripciones canarias son más antiguas; segundo, los trazos del mismo signo son “demasiado redondeados, cortos y finos”, por lo que “parece corresponder a un filo metálico” y “los aborígenes carecían de estas herramientas”; tercero, “la lectura Zanata es absolutamente imposible”, con lo cual, la ligadura zn “denota la falsedad de la inscripción”. Y “el grafema t en forma de asterisco no se encuentra en un corpus de 1.500 inscripciones líbico-bereberes”, al contrario, “todos los alfabetos de esta familia usan el signo en forma de cruz para representar la t”.

Por todo ello, Mora lamenta las declaraciones de Maravillas Aguiar, también catedrática de Estudios Árabes e Islámicos de la ULL, porque “legitima una inscripción falsa”, teniendo en cuenta que Canarias posee “tres centenares de inscripciones líbico-bereberes auténticas”. Por el contrario, ensalza el chajasco de Guarazoca, un talbón funerario que contiene una inscripción líbico-bereber auténtica y que sirvió para probar que los antiguos pobladores de las islas conocían la escritura alfabética y la mantuvieron en uso hasta el siglo VII después de Cristo. Pero este “permanece en un rincón oscuro”.

Además, en la Cátedra que dirige Maravillas Aguiar, el profesor Chet Van Duzer, formado en Estados Unidos, hará una estancia en marzo de 2020 y realizará un estudio a fondo de la piedra con microscopios y aplicando termografía infrarroja para observarla con todos sus detalles. Sin embargo, Mora considera innecesario usar toda esa tecnología para saber que una inscripción es falsa, “basta con los conocimientos de un epigrafista”.

Las epigrafistas de la Cátedra Cultural de Estudios Bereberes consideran “desconcertante que se haya retomado el viejo debate de la piedra Zanata, cuando ya en los años noventa, tanto el célebre berberólogo francés Lionel Galand como su entonces discípula Renata Springer, entre otros, demostraron que la inscripción era falsa”.

En un comunicado, lamentan el desprestigio académico de Rafael Muñoz, cuya trayectoria en los estudios semíticos había sido impecable, por defender el falso origen bereber de la piedra Zanata. No obstante, “se siguen desconociendo las causas que impulsaron al catedrático a adentrarse en este tema tan ajeno a su especialidad y a sus líneas de investigación”, concluye.

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