Recomendaciones para dar malas noticias

El presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, ha presentado en Madrid un listado con 19 recomendaciones para que los profesionales de la sanidad aprendan a comunicar las malas noticias a pacientes, a elegir el momento o la cantidad de información y a saber cuándo es mejor no dar más datos.

Para Rodríguez Sendín es “una barbaridad” el ejemplo de cómo dar malas noticias que se muestra en el último anuncio de la DGT, donde se da por teléfono la muerte en accidente de tráfico de un familiar, pues la primera regla es comunicar estas noticias en persona.

“Entendemos que el anuncio sirve para lo que sirve, pero si se toma de ejemplo de cómo se dan las malas noticias es una barbaridad, es un malísimo ejemplo de cómo se dan las malas noticias”, ha dicho.

También está preocupado porque muchos médicos entienden que el derecho de los pacientes a conocer la verdad es “un derecho bruto, que se da como el que compra un kilo de lentejas”. A su juicio, esta forma de actuar con el paciente “se acerca a la mala praxis”.

“No se puede dar el diagnóstico del cáncer como se da en algunos casos, hay que conocer qué paciente tenemos delante, que historia de valores tiene, cómo puede reaccionar y darle tiempo pero, sobre todo, hay que respetar su posible deseo a no conocer la verdad”, indica.

Este documento, aprobado en la Asamblea General de la OMC, celebrada el pasado sábado 25 de septiembre, aconseja que el responsable de comunicar las malas noticias, sobre todo cuando se trata de muertes o de enfermedades sin cura, sea “un médico que conozca bien al paciente, como su médico de cabecera”, ya que valorará mejor la personalidad del enfermo y sus circunstancias.

Informar ''cuando el enfermo lo solicite''

Hay que informar “cuando el enfermo lo solicite”, siempre que se estime que el momento es “oportuno”, y “nunca mentir”. También se debe evitar ser “demasiado taxativos” en los pronósticos sobre su esperanza de vida y dejar siempre “una puerta abierta a la esperanza, incluso en personas que tienen un pronóstico de vida muy limitado”.

Aunque, se pide que cada profesional comunique estas noticias “con su propio estilo”, pues “no existen fórmulas ni protocolos rígidos”, es crucial que ofrezca la información “equilibrando veracidad y delicadeza”, que investigue antes “lo que el paciente sabe y lo que quiere saber” y que busque “un ambiente adecuado, sin interrupciones, donde paciente y familiares puedan expresar sus emociones”.

Asimismo, se evitarán los tecnicismos y se valorará “cuánta información puede asumir el paciente y su adaptación psicológica a la enfermedad”, consultando a otros profesionales, si fuera necesario.

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