El concejal de los WhatsApp machistas se proclama el Robin Hood de su pueblo

Zebenzuí González, en la procesión de Semana Santa de Tejina

Carlos Sosa

Salvo por la importante merma en su salario (de 3.000 a 800 euros al mes), puede afirmarse que el concejal Zebenzuí González de León, que se hizo famoso en casi todo el planeta por su WhatsApp machista (“Yo, a follar con empleadas que enchufo en el Ayuntamiento”) ha salido ganando tras la polémica. Es cierto que sufrió condenas, insultos, improperios y el desprecio de centenares de miles de personas por aquel mensaje lanzado por error en un chat de militantes del PSOE de la comarca Nordeste de Tenerife, y que el episodio seguramente le marcará para siempre. Pero es igualmente cierto que, una vez pasada la tempestad, este abogado no ejerciente, soltero, de 40 años, ha sabido adaptarse a su nueva situación y hasta sacarle partido. 

La reacción al escándalo, desvelado por Canarias Ahora, fue inmediata en el Ayuntamiento de La Laguna: el alcalde, José Alberto Díaz, de Coalición Canaria, lo destituyó de su cargo como miembro del grupo de gobierno, retirándole las competencias en mercados, cementerios, sanidad, medio ambiente, playas y piscinas; y su partido, el PSOE, decretó su expulsión, que en estos momentos él tiene recurrida aún por la vía administrativa. Pero lo que vino después lo ha convertido Zebenzuí González en una palanca de ventajas: en un grupo de gobierno en franca minoría (nueve de 27 concejales) su voto es siempre necesario y a él recurre desde entonces para los acuerdos decisivos el alcalde de la ciudad. 

Zebenzuí González aguanta circunspecto los ataques de la oposición y de los colectivos de mujeres, y para dejar una rendija en su complicidad con el grupo de gobierno, vota a favor de las mociones de los grupos opositores sobre asuntos de trascendencia exclusivamente política, la mayoría de las veces simbólicas, pero respalda a Coalición Canaria y al PSOE cuando los temas tienen verdadero calado, como por ejemplo, los presupuestos de la Corporación. 

Dice que lo hace porque en su nueva posición de concejal no adscrito, con la exigua mayoría gobernante dependiendo del voto siempre oscilante del Partido Popular y de su propio voto, puede obtener ventajas presupuestarias para su pueblo Tejina (8.600 habitantes), donde se considera una persona conocida y respetada, según sus palabras. A esa consideración que él mismo se tiene y a la que el grupo de gobierno le otorga debe haber respondido que Zebenzuí González, el concejal de los mensajes machistas, fuera quien presidiera como concejal (y con el permiso de los servicios de Protocolo del Ayuntamiento) las recientes y magnas procesiones de Semana Santa de Tejina. Él mismo se ocupó de publicar en su cuenta de Instagram una fotografía acreditativa de tal acontecimiento. “Como concejal de la oposición”, se apresura a aclarar. 

Beneficios no cuantificados 

Ahora se autoproclama “el Robin Hood de Tejina, por así decirlo”. Considera que en su estratégica posición está consiguiendo para su pueblo, “que tiene dos bandas de música, cuatro grupos folklóricos, cuatro corales y un equipo de fútbol puntero” lo que antes nadie conseguía. Pero cuando se le pregunta exactamente por los motivos por los que apoyó los presupuestos de 2018, salvando de una derrota grave al grupo de gobierno, cuando se le pide que concrete cuánto ha detraído de los barrios ricos de la ciudad para que se invierta en Tejina, su respuesta es de manual de evasión: “a mi entender son unas cuentas que potencian las políticas sociales y asistenciales, respaldan la dinamización económica y los programas de empleo, y tienen una inversión importante en infraestructuras y viviendas”. O sea, humo. 

Pero a las beatíficas explicaciones que ofrece González de León no ayudan mucho las que hace el alcalde de la ciudad, José Alberto Díaz. En unas recientes declaraciones a Radio Faycan, de Gran Canaria, el presidente del consistorio defendió ardientemente al concejal no adscrito, al que enseguida adscribió al explicar por qué no ha devuelto el acta, como mucha gente le reclama: “Porque sigue convencido de que este es el proyecto”. Lapidario. 

Zebenzuí González es relativamente nuevo en las lides políticas. Formó parte como independiente de la lista del PSOE a La Laguna en 2011 porque lo “enganchó” su compañero de despacho jurídico Gustavo Matos (actual diputado del PSOE), que era el cabeza de lista. Iba de 8 y, tras aquel mal resultado empezó a militar en el partido del que ahora está oficialmente expulsado y al que espera volver porque se muestra convencido de que hará valer sus motivos. Y si no, seguramente le sirvan los que se emplearon para otros expulsados en Canarias, que acabaron regresando sin propósito de la enmienda y tras brevísimas penitencias, por llamarlas de algún modo. 

Sea con el PSOE o bajo cualquier otra fórmula que no desvela aún, Zebenzuí González no disimula que esto de la política le ha enganchado. Recién regresado de un entierro confía al periodista su impresión de que la gente de Tejina realmente lo quiere. “Me creen y me apoyan”, contesta a la pregunta de si no se ha sentido rechazado tras la agria polémica. Lo que quiere decir que si no es con el PSOE, este concejal inquieto encontrará acomodo en alguna otra fuerza política dispuesta a arriesgarse a un aluvión de críticas por adoptarlo. 

La oposición lo coloca desde su expulsión del PSOE en la órbita de Coalición Canaria, que ahora tendrá que restituirle las dietas a las que renunció voluntariamente cuando entró en el grupo de gobierno en 2015. Las podrá empezar a cobrar cuando se le acabe el paro, y pueden suponer entre 600 y 1.000 euros al mes teniendo en cuenta que por ser miembro del grupo de no adscritos tiene derecho a estar en todas las comisiones municipales y, por lo tanto, cobrar más que cualquier miembro de la oposición que no haya experimentado el trance de la expulsión o el transfuguismo. 

Lo que peor lleva en estos momentos Zebenzuí González es tener que sentarse una vez al mes en el salón de plenos del Ayuntamiento para participar en la sesión plenaria por la que ahora pasará a cobrar 135 euros. No solo le llueven improperios de la oposición sino que recurrentemente los colectivos de mujeres de la ciudad le increpan desde las sillas del público o abiertamente cuando el reglamento municipal permite a alguna de sus portavoces intervenir para afear todos los concejales que sigan compartiendo corporación con el hombre del WhatsApp machista que dio la vuelta al mundo. 

El que más crítico se muestra con Zebenzuí González es el portavoz de Por Tenerife-Nueva Canarias, Santiago Pérez, un veterano socialista (sin carné desde que decidió abandonar la disciplina del PSOE que lideraba entonces José Miguel Pérez) que en estos momentos lidera la oposición con tan solo tres concejales. Una muestra más de lo desarticulada que está la Corporación lagunera en su conjunto. Pérez se muestra convencido de que el concejal de los mensajes machistas se ha dejado comprar por el grupo de gobierno para que siga aportándole su voto. Su dimisión como concejal sería una catástrofe porque la siguiente persona en la lista del PSOE es Silvia Maestre, declarada adversaria orgánica de la primera teniente de alcalde, Mónica Martín. 

“Me llamaron de Colombia, de Miami… del programa de Ana Rosa, de Sálvame Deluxe, de Espejo Público”, dice Zebenzuí González rememorando aquellos días de septiembre pasado, “pero no atendí a nadie siguiendo las indicaciones del jefe de prensa de Mónica Martín”, la portavoz del PSOE. Ese profesional le sugirió que lo mejor era dejar pasar la polémica y no contestar ni siquiera al periodista que lo llamó 48 horas antes de que se publicara la noticia de su mensaje. Ahora se arrepiente: “seguro que si me hubiera explicado a tiempo el escándalo no habría tenido esas proporciones”. Y como muestra de esa opinión se remite al decreto emitido por la Fiscalía Provincial de Santa Cruz de Tenerife por el que se archivaba la denuncia formulada por el Ayuntamiento de La Laguna

Lo que el Ayuntamiento pidió a la Fiscalía 

Una denuncia que, desde luego, llegó a la Fiscalía con un enfoque ciertamente singular: comprobar si el WhatsApp de Zebenzuí González “atenta a la imagen y dignidad de la Administración que represento y de su personal con referencia a conductas que pudieran ser constitutivas de delito”. A lo que el fiscal contestó que “no alcanza a entenderse por esta instrucción, con la precisión, descripción y mínimo fundamento requeridos a los efectos del eventual procedimiento penal, qué deba entenderse por ”conductas que pudieran ser constitutivas de delito que atenten contra la imagen y dignidad de la Administración“. 

Con lo que el representante del Ministerio Público archiva las diligencias por considerar que “las expresiones no tienen encaje en las figuras relativas a los delitos contra las instituciones del Estado”, ni respecto al “delito de odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo por motivos racistas, antisemitas y otros referentes a la ideología, religión o creencias, o su origen nacional, su sexo…” Ni los mensajes están referidos “al sexo femenino como grupo”. 

“Yo nunca tuve ninguna capacidad de contratación en el Ayuntamiento”, recalca Zebenzuí González cuando se le pregunta por la cuestión. “Ni en los tiempos de Javier Abreu [anterior líder del PSOE en La Laguna], ni luego con Mónica Martín”. Y la respuesta oficial que ofrece el consistorio coincide con esa versión: durante su etapa en el gobierno municipal González “fue concejal delegado y no tenía competencias para contratar”. Aun así, “y por iniciativa del alcalde, en agosto de 2017 se decidió abrir una investigación sobre los contratos municipales”, contestan a este periódico desde el Ayuntamiento. Según esa versión, José Alberto Díaz y Mónica Martín, primera teniente de alcalde y portavoz del PSOE, se reunieron con el comité de empresa y la Junta de Personal del Ayuntamiento de La Laguna para concluir que “todas las contrataciones efectuadas por las empresas prestadoras de servicios se habían ajustado escrupulosamente a la legalidad. Ni el comité de empresas ni la Junta de Personal presentaron denuncia o queja sobre ninguna irregularidad ni en el ámbito administrativo ni en el judicial”. 

Y, a mayor abundamiento, dicen las fuentes oficiales que “antes de ser destituido como concejal del gobierno municipal, Zebenzuí González de León no disponía de personal eventual bajo sus órdenes”. 

El Robin Hood de Tejina parece decidido a continuar en política y volver a intentarlo en 2019. De momento prefiere la posición agridulce, a medio camino entre truhán y héroe de su pueblo, que vive en el consistorio antes de regresar al ejercicio de la abogacía, que aparcó cuando fue sancionado por el Colegio de Abogados por mala praxis profesional y donde figura como “no ejerciente”. Le queda escasamente un año para demostrar que son malintencionadas las acusaciones que lo sitúan como un mantenido de Coalición Canaria.

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