Confirmado: el caos en que está sumido el Servicio Canario de Empleo desde la llegada del Partido Popular ya nos está costando dinero. Y no porque doña Juliana García, su directora general, sea una inepta (no somos quienes para juzgarla, ni ella se deja entrevistar para adivinarlo) sino porque, como cuentan asombrados los funcionarios, García y sus más estrechos colaboradores se niegan a mover un papel no vaya a venir un día un fiscal a empapelarlos. Como ha ocurrido con cuanto director general ha sido de ese Icfem, hoy reconvertido con accidentado proceso. La señora García trae de cabeza a los funcionarios, que no recuerdan un caos de tan alto calibre, y también conduce por la calle de la amargura a un personaje de cuya existencia no sabíamos nada hasta este mismo martes: se llama Lolina y, al parecer, es la portavoz del Servicio Canario de Empleo. Impresionante.