Recta final para el agitado mandato que le ha tocado vivir al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, con moción de censura entre pecho y espalda con incómodo tránsfuga en cada telaraña de cada esquina. El Plan General, ahora en información pública y en breve en aprobación definitiva, será la demostración de el qué, el cómo y el cuánto de esa censura y de muchos afanes vividos y sin vivir. Marco Aurelio Pérez, el alcalde y candidato a repetir por el Partido Popular, cuenta con sus opciones frente a los nada despreciables apoyos que presenta Coalición Canaria. Pero esa expectativa de seguir ha de pasar necesariamente un par de rubicones que marcarán la diferencia entre la decencia política o la constatación de las sospechas. Desde ahora es necesario pedirle al alcalde que aclare ante la ciudadanía qué va a ser de la plaza de Maspalomas y la pretensión de convertir unos aparcamientos en discoteca; qué va a pasar en la Plaza Europa con unos locales instalados de aquella manera; qué se cuece en Meloneras en una parcela destinada a hotel, con dotaciones anexas de locales comerciales y aparcamiento (¿público o privado?), que se quedarán en esto último sin mayor sonrojo. Por no hablar de determinadas actuaciones arbitrarias del concejal tránsfuga que empiezan a exigir una explicación pública del mismísimo alcalde. Lo dicho, malos tiempos para hacer cosas feas porque hay muchos focos iluminando el escenario.